Alcaraz-Zverev, el principio de una nueva era

Alcaraz-Zverev, el principio de una nueva era

Hace nueve años Alcaraz dio sus primeros raquetazos en París debajo de la Torre Eiffel. El torneo se promocionaba con un par de pistas de tierra batida a los pies del monumento más reconocible de Francia, que desde esta semana ya exhibe majestuosos los aros olímpicos. Ahí Carlitos se estrenó en la arcilla de París y disfrutará de otra primera vez hoy (15:00, Eurosport y DMAX) en la final de Roland Garros ante Alexander Zverev.

Alcaraz y su equipo llegaron hace tres semanas a la capital francesa inquietos por cómo iba a responder el pronador redondo del brazo derecho que le había martirizado la gira europea sobre tierra. La preocupación estaba casi más a nivel mental en relación a cómo iba a responder el número dos del mundo. La molestia física no debía más que remitir y así ha sido. «Carlos ha estado jugando con cero dolores», aseguraba Juan Carlos Ferrero, campeón en Madrid en 2003, antes de medirse a Sinner en una semifinal dramática.

La final encumbrará a un nuevo campeón, pero los finalistas no sorprenden a nadie. Carlitos ha crecido a medida que avanzaba el torneo. Del despiste ante De Jong en la segunda ronda se ha pasado a un crecimiento constante a medida que aumentaba la exigencia. Korda, Auger-Aliassime y Tsitsipas, raquetas de la nobleza, no fueron capaces de rascarle un set. Y Sinner le obligó a mostrar una nueva versión, más madura, más capaz de leer los partidos con criterio, saber sufrir y adaptarse a una situación que le superó hace un año en la misma ronda ante Djokovic. El aprendizaje de lo vivido ante el italiano puede ser trasladable para la cita definitiva con el alemán. «He estado positivo todo el rato, he cambiado en relación a los partidos en los que no estaba bien mentalmente y eso me pasaba factura. He estado fuerte de cabeza, no me he ido en ningún momento. Es un orgullo saber que no tropiezo en la misma piedra», reflexionaba después de acabar con Jannik.

 

Zverev acumula doce victorias seguidas en tierra y llegó a París después de proclamarse campeón en el Foro Itálico. Lo que era un jugador llamado a mandar en pista dura se ha convertido en un rival temible en arcilla roja. Después de caer lesionado en la semifinal de hace dos años ante Nadal, su presencia en la final tiene mucho de justicia poética. Era el rival que nadie quería en su parte del cuadro y Rafa tuvo la pésima suerte de toparse con él en primera ronda. El Zverev más cercano a los 20 que a los 30 podría haberse despedido a las primeras de cambio del torneo, pero liquidó al zurdo de Manacor en tres sets. Luego se enredó en tercera y cuarta ronda con sendos partidos a cinco sets y más de cuatro horas. A De Miñaur y Ruud los pasaportó con autoridad, aunque la semifinal estuviera condicionada por las molestias estomacales del noruego desde el segundo set.

Va a ser la segunda final de un Grand Slam para Sascha por las dos que ya ha disputado Alcaraz. Carlitos ganó ambas: US Open 2022 y Wimbledon 2023. El alemán se estrelló contra Dominic Thiem en Nueva York hace cuatro años, pero aquel era otro jugador. «Iba dos sets y break arriba, a dos puntos de ganar el partido, pero en aquel momento no estaba preparado. No estaba preparado para ganar mi primer Grand Slam, no era lo suficientemente maduro. Tengo 27 años ahora, ya no soy un niño, me he hecho mayor. Si no es ahora, ¿entonces cuando?», confesaba Zverev tras superar a Ruud. Y es que antes su cabeza no estaba a la altura de su tenis. La prueba es que una de sus mejores armas, el saque, se volvía contra él en forma de dobles faltas con una insistencia desquiciante.

Los precedentes sonríen al alemán (4-5) que puede presumir de ser el jugador que más victorias tiene sobre Alcaraz en el circuito. En los Grands Slams también gana Zverev (1-2), pero en la única final en la que se han medido (Mutua Madrid Open 2022) se impuso Carlitos con autoridad (6-3 y 6-1). Hay una tendencia en los partidos: cuando se impone el español lo hace con autoridad.

La presencia de Alcaraz en la final es su enésima muestra de precocidad. Fue el número uno más joven de la historia al ganar el US Open; el segundo más joven finalista de la historia en París sólo por detrás de Rafa; el cuarto más joven en ganar Wimbledon y la raqueta de menos edad que ha alcanzado la final en las tres superficies de los Grand Slam. Lo que significa Roland Garros para él lo dibujaba después de la semifinal: «Desde pequeño salía del colegio e iba corriendo a casa para enchufar la tele y poder ver los partidos. Es un torneo muy especial para mí y en el que los tenistas españoles han tenido mucho éxito. Nos ha acostumbrado Rafa y también otros. Quiero dejar mi huella en esa lista».