Aldama, el conseguidor

Aldama, el conseguidor

Una de las personas clave que aparece en todos los nudos de la red de corrupción que envuelve al presidente Sánchez y a su partido está ya en la cárcel. Se llama Víctor de Aldama. Lo llaman «El Conseguidor». En este hombre confluyen el «caso Koldo», el «caso Delcy» y el «caso Begoña Gómez», por citar a los tres de más actualidad. Su paso huele a bolsas de dinero sucio y a estraperlo de lingotes de oro venezolano, a hidrocarburos y mascarillas. Siempre aparece por medio este abogado y hombre de negocios con el pelo engominado, presidente del Zamora FC, que presume de aristócrata. Aseguran que entraba como Pedro por su casa en la sede del PSOE de la calle Ferraz, en el Ministerio de Transportes regido por Ábalos, y en La Moncloa donde reside Pedro Sánchez. Eso dicen. Parece el hilo conductor de la trama. ¿Qué estará tramando ahora en sus ratos de soledad en la celda después de haber disfrutado de los favores del poder? ¿Así le pagan los servicios prestados?

Aldama está en el secreto. Si se ve perdido, tirará de la manta. Es lo que temen los presuntos implicados. Puede que haya empezado ya a hacerlo. Están apareciendo informaciones procedentes de su cercanía que comprometen seriamente la imagen, ya gravemente deteriorada, del Partido Socialista y del presidente Sánchez. Su revelada familiaridad con La Moncloa puede ser un adelanto de lo que viene. Seguramente tiene menos escrúpulos para contar la verdadera historia del sanchismo que José Luis Ábalos, que es el que la conoce más de cerca. Víctor de Aldama conoce otras interioridades. La querella del PP contra el PSOE en la Audiencia Nacional por financiación irregular y tráfico de influencias –Feijóo no se atreve aún a presentar la obligada moción de censura– le va a proporcionar seguramente al «conseguidor» de Globalia, de las maletas de Delcy y otras bagatelas una buena oportunidad. Y ya se sabe que por el hilo se saca el ovillo.

El escándalo adquiere ya unas dimensiones incontrolables. Estamos ante la mayor crisis política de la democracia. Cada día que pasa se cierra más el círculo en torno al presidente del Gobierno. Todas las tramas confluyen en La Moncloa. El foco se ha ido desplazando de Koldo y Begoña Gómez a Aldama y Ábalos, para acabar centrándose en Pedro Sánchez. Es normal que se le vea preocupado. Cualquier gobernante de la Unión Europea habría presentado ya su renuncia con la mitad de las acusaciones que pesan sobre él.

Algo huele a podrido en España. Y sólo Aldama está entre rejas.

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