Algoritmos contra el derroche energético

Algoritmos contra el derroche energético

Esta es la historia que sucede entre la inteligencia artificial (IA) y las energías limpias. La memoria es igual que mover baúles secretos del pensamiento. En los últimos 15 años, el consumo de electricidad cayó un 10%. Recuerden. La pandemia, la crisis energética, el crack financiero global. Pero esta tendencia —auguran en Goldman Sachs— se va a revertir. La próxima década crecerá un 40%. El mundo consumirá más. Y las energías renovables seguirán teniendo el problema de su intermitencia. “Pero si se utiliza la inteligencia artificial las predicciones meteorológicas son muy precisas, con lo que se reduce mucho el riesgo de esta desconexión”, observa Enrique Dans, profesor de Innovación y Tecnología en IE Business School. Los algoritmos pueden averiguar los patrones del viento y ajustar el tránsito de las palas de las turbinas eólicas para maximizar la producción energética.

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El principio de las dificultades

Es una ley invisible pero real. Toda nueva tecnología tiene más riesgo de equivocarse. La disponibilidad y la calidad de los datos pueden limitar la capacidad de cálculo de los algoritmos; en áreas remotas o rurales esa información podría ser poco fiable y estos espacios en blanco pueden limitar la presencia de energías renovables. Y al final, una vez más, llegamos al factor humano. Alguien debe pensar en proteger la privacidad de los datos y la ciberseguridad al utilizar esta tecnología en sistemas renovables. La letra pequeña tecnológica en una tierra de grandes titulares.