Annie Ernaux: «En el fondo lucho contra mí misma»

Annie Ernaux: «En el fondo lucho contra mí misma»

Estos días el acontecimiento es la presencia de Annie Ernaux en Barcelona y Madrid. En la capital catalana ha llenado la Biblioteca Jaume Fuster en una memorable conversación con la periodista Anna Guitart ,así como la Filmoteca de Catalunya con motivo de la presentación de la película «Los años del Super 8», dirigida por su hijo David Ernaux-Briot. Invitada por sus editores de Cabaret Voltaire y Angle Editorial, la autora habló ayer con este diario con una envidiable vitalidad y continuando siendo un verdadero icono literario, además de la voz de muchas mujeres.

En 2022, Ernaux se coronó con el Premio Nobel por el conjunto de su obra. ¿Era un premio también para las mujeres, para aquellas a las que ha dado voz? «Es que si le soy sincera no tengo la sensación de escribir solo para mujeres. Esto es muy importante decirlo. Porque lo que yo escribo es una manera de reconocer el hecho de que las mujeres son importantes y son iguales a los hombres. Lo que he querido es escribir sobre temas que considero vitales, importantes y es a través de mi experiencia y mi memoria que puedo abordarlos. Si escribo es porque tuve un ejemplo de libertad gracias a mi madre, recibiendo un discurso que estaba en total contradicción con una época en la que había un discurso dominante sobre las mujeres», comentó la autora de «El hombre joven».

Las recientes elecciones europeas, con el ascenso de la ultraderecha, especialmente con fuerza en Francia, es un tema que preocupa a Annie Ernaux. Ella, que ha trabajado tanto en sus libros con el tema de la memoria, considera que el viejo continente está padeciendo una preocupante desmemoria. «Estamos olvidando el fondo de las cosas. Si hemos conservado durante mucho tiempo en Francia la memoria de la extrema derecha que lleva de Pétain a la aceptación de entregar a los judíos durante la ocupación, por otro lado hemos perdido la memoria del Frente Popular, de los avances sociales antes de la guerra. Todo eso antes se había conservado en la memoria por películas y, sobre todo, en la memoria familiar y social ha cambiado mucho con el tiempo. Con Internet, con las redes sociales, existe una forma de presión de presentismo que consiste en un presente en olvidar lo que podía hacer la extrema derecha. No deja de ser sintomático que el Frente Nacional haya apostado por Israel frente a Gaza cuando hay antisemitas en Francia que son de extrema derecha. Es muy sintomático y muy desalentador lo que está ocurriendo», comentó. A este respecto admitió no sentirse muy optimista ante el hecho de que Macron pudiera nombrar como primer ministro a Jordan Bardella. «El cálculo del Macron, el actual presidente, es que Bardella sea el primer ministro y que se devalúe en tres años. Es un terrible cálculo. Una vez que el diablo está dentro, es muy difícil poder deshacerse de él. Es muy triste ver todo esto. Macron es un presidente al que le gusta jugar, que está embriagado por el poder, con posturas gaullistas», declaró la Premio Nobel de Literatura.

¿Y qué papel tendrán las mujeres en un momento como este en el que se radicalizan posicionamientos políticos? Annie Ernaux cree que «para empezar, las mujeres tienen un poder de rebelarse con el que pueden hacer cambiar las cosas. Hay gente que cree que este posicionamiento machista que estamos padeciendo es una respuesta a movimientos como el #MeToo. Hay actrices de mi generación que se muestran contrarias al #MeToo, como es el caso de Catherine Deneuve, pero eso es porque han tenido el poder, han tenido un reconocimiento excepcional y han borrado de la memoria las cosas que han padecido. Son privilegiadas. Yo ahora soy una mujer privilegiada, pero no tengo ese posicionamiento».

Además de política, Ernaux tuvo palabras para «Los años del Super 8», una película que está realizada a partir de las filmaciones caseras de su familia entre 1972 y 1981, momento en el que aparecen los primeros títulos de su producción literaria, como son «Los armarios vacíos», «Lo que ellos dicen o nada» y «La mujer helada». Al haber escrito y narrado el guion para esta película, se tiene la tentación de saber si considera este trabajo cinematográfico como una parte más de su producción literaria. «Sí, sí lo es porque es una escritura que he hecho, aunque con un planteamiento diferente porque tenía el material delante. He podido excavar en las imágenes de estas filmaciones, he podido ver que es lo que hay detrás de ellas».

La película, que hoy podrá verse con la presencia de la autora en el Cine Doré de Madrid, es una mirada al pasado, pero Annie Ernaux admitió que, en lo referente a sus libros, no echa la vista atrás, que no vuelve a releer lo ya publicado. «Sí puedo leer un pasaje, pero no suelo volver a mis libros. No siento ningún ganas de cambiar nada».

Se sabe que la autora de «Una mujer», «Los años» o «El acontecimiento» está trabajando en un nuevo libro, aunque de ese tema no quiere decir por el momento nada. Lo que sí está claro es que ese libro, cuando finalmente vea la luz, será el primero tras la concesión del Premio Nobel. Ernaux aseguró que no nota ningún tipo de presión cuando se enfrenta al folio en blanco, pese al reconocimiento de la Academia Sueca, porque «en el fondo lucho contra mí misma, con el orden de las palabras, pero no hay ningún tipo de presión social. Precisamente para lo que estoy escribiendo ahora tengo que apartar ideas, representaciones de las que yo misma no soy consciente y que te invaden, Siempre estamos invadidos por cosas que ni siquiera somos conscientes que pensamos».

Tampoco contempla su Nobel de Literatura como una suerte de venganza ante aquellos que no valoraron sus libros, aquellos críticos que no la veían como una de las autoras de referencia de las letras francesas, como indiscutiblemente es en la actualidad. Por ello matizó que «ni mi Nobel ni mi escrituran son una venganza. No escribo para vengarme. Mi escritura para lo que sí ha servido es para restablecer la justicia de las cosas».

Palabra de Genet

En «El lugar», Annie Ernaux incluye una cita de Jean Genet: «Se me ocurre una explicación: escribir es el último recurso cuando se ha traicionado». A propósito del concepto de traición, la autora dijo que «sentí la idea de culpabilidad en relación a mis orígenes. Durante la adolescencia rechazaba mi entorno y tenía ganas de convertirme en otra persona. En el fondo, con la escritura, pensaba que voy a convertirme en otra persona».

También se mostró partidario de emplear en la escritura «de decir las cosas empleando palabras crudas». En este terreno, al comentarle que ella ha escrito sobre la sexualidad de una manera directa cuando muchos preferían no hacerlo, recordó que «en mis libros no hay escenas sexuales, no hay sexo erótico. Lo que me chocaba era la ausencia de una escritura femenina de la pasión, tal como me la imagino, tal y como creo que se manifiesta. Siento que lo he escrito de una manera muy prudente».