El Dicasterio para la Doctrina de la Fe hizo públicas el pasado Domingo de Pentecostés unas nuevas Normas para el estudio de presuntas apariciones, que han sustituido a las vigentes desde 1978, establecidas por Pablo VI. Hasta ahora, el veredicto se expresaba mediante un pronunciamiento aprobatorio o condenatorio respecto de un eventual origen sobrenatural de los hechos, o en su caso, mediante un «esperar y ver» prudencial. Ahora serán seis los pronunciamientos posibles que culminan en su más favorable dictamen con un «nihil obstat» respecto a su devoción pública, quedando reservado exclusivamente al Papa el pronunciamiento -en su caso- de su eventual sobrenaturalidad. En España, desde hace más de un siglo no ha habido ningún dictamen habiéndose producido no pocas posibles apariciones marianas tan conocidas como en Chauchina (Granada, en 1906); Ezkioga (Guipúzcoa, 1931); Umbe (Vizcaya, 1941-1988); San Sebastián de Garabandal (Cantabria, 1961-1965); Onuva (Puebla del Río, Sevilla 1968-1976), y Prado Nuevo (El Escorial, Madrid, 1981). Además de las de la Virgen de Fátima en Pontevedra 1925 y Tuy en 1929, cuando sor Lucía, la vidente de Fátima residía en Galicia. Por ello es de agradecer que el Dicasterio haya hecho público un «nihil obstat» respecto a la Mariofanía sucedida en 1945 en el enclave de Chandavila del municipio de La Codosera en la provincia de Badajoz justo en su frontera con Portugal. En Chandavila, el lugar de las apariciones y el momento de producirse, unos días después de finalizar en Europa la Segunda Guerra Mundial, remiten a las Mariofanías de Fátima que tuvieron una relación directa con la Segunda Guerra Mundial y la Revolución bolchevique, trayendo la ayuda del Cielo para evitar la Guerra y la expansión por el mundo de los «errores de Rusia» (el comunismo venido con aquella revolución). En Chandavila, recién terminada la guerra, vendrá a recordar que las guerras son consecuencia de los pecados de los hombres y que una auténtica paz solo puede venir de la mano del perdón y la conversión de los corazones. Así se lo manifestará a las dos niñas videntes Marcelina Barroso y Afra Brigido, instando a que cada 4 de septiembre se ofreciera una «misa de campaña» en la ermita que pidió se construyera junto al árbol donde Ella se apareció como Virgen Dolorosa el 27 de mayo de 1945. Relevante el dato de que precisamente el 2 de septiembre se firmara la rendición del Japón que dio final a aquella guerra. El próximo 15 de septiembre, fiesta de la Virgen Dolorosa, el Arzobispo de Mérida-Badajoz ha convocado a los fieles a una Misa en el Santuario a Ella dedicado en Chandavila, un maravilloso paraje pacense.
