Árabes de Murcia y judíos de Cartagena

Árabes de Murcia y judíos de Cartagena

Para los que se interesen por los zares y el final de su camino, será un placer leer a Michael Ignatieff, cuyas memorias familiares acaba de publicar Taurus con el nombre «El álbum ruso». El historiador fue premio Princesa de Asturias en 2024 y líder del Partido Liberal de Canadá de 2008 a 2011. Sus ancestros fueron ministros de Alejandro III y Nicolás II y vivieron suntuosamente en los salones que los bolcheviques desbarataron. Casi al final del texto, ya en el exilio, el abuelo Pavel, firme defensor de la monarquía, se enfrenta al tío Nick, partidario de los soviets: «¡La tierra para los campesinos, paz, los soldados de vuelta a sus hogares! ¿Qué fue de esas promesas? Ahora la tierra pertenece al estado, las granjas colectivas están controladas por la nueva burocracia, el campesinado está más esclavizado que nunca y la nación entera está militarizada». Nick contestó: «No hay nada más inútil que pertenecer a una clase que no aprende ni olvida nada». Para Nick, los datos son irrelevantes.

La ideología esclerotiza la relación con la realidad. No salgo de mi asombro estos días al leer en las redes a españoles pro israelíes y pro palestinos. No tienen parientes en la zona y para nuestro país son tan importantes los EEUU e Israel como los países árabes, pero los interlocutores se desean que «los judíos sean arrojados al mar» o que «Gaza sea reducida a escombros». Me recuerdan a la estúpida dinámica que llevó a Cartagena a independizarse de Murcia en la primera república. El cantonalismo es muy nuestro. Ahora hay árabes de Murcia y judíos de Cartagena. El odio verbal engendra más odio. Supongo que les importan los gazatíes bombardeados, los libaneses deportados o los angustiados padres judíos, pero todo queda sepultado por las teorías. Qué grandes estrategas e historiadores hay en internet.

Todo este chou-chou sirve para elevar el tono y envenenar las relaciones también aquí. Al final, se trata sólo de gente de izquierdas y derechas discutiendo de nuevo. Un tedio doloroso y cínico se insinúa en el corazón. Leo al Papa: «La rabia aumenta junto al deseo de venganza, a pocos parece interesarles lo que más sirve y la gente quiere: diálogo, paz». ¿Cuántas ideas para la paz circulan por la red? «Se habla mucho -continúa Francisco-, pero poco de la situación concreta de los que padecen la guerra, que los poderosos descargan sobre los demás, pero a ellos les está destinado el examen inflexible de Dios».

Hemos rezado y ayunado el lunes, a instancias de Gianbattista Pizzaballa, cabeza de la iglesia en Tierra Santa. Conviene que estemos atentos a nuestras palabras, habladas o escritas. Cada uno tiene responsabilidad en esta espiral.

Please follow and like us:
Pin Share