A mediados de agosto, es común ver a millones de españoles disfrutando de las vacaciones de verano y disfrutando de las playas en busca de alivio del intenso calor de las últimas semanas. Otros, en cambio, optan por explorar nuevos destinos y sumergirse en diferentes culturas más allá de nuestras fronteras. Sin importar la opción elegida, hay un aspecto en común: al salir, dejamos nuestras casas y todo lo que contienen a su suerte.
Cuando regresamos, una de las primeras cosas que hacemos es verificar que todo esté en orden. Uno de los aspectos más importantes es asegurarse de que la nevera y el congelador han funcionado correctamente durante nuestra ausencia. Aunque es común mantener estos electrodomésticos enchufados mientras estamos de vacaciones, algunos pueden optar por desconectarlos para ahorrar energía durante su ausencia.
Además del riesgo de que los alimentos se deterioren si estamos fuera por mucho tiempo, también existe la posibilidad de que un problema eléctrico interrumpa el suministro sin que nos demos cuenta, a menos que tengamos a alguien que pueda supervisar la situación. Para quienes están preocupados por el gasto energético, una solución es elevar la temperatura del frigorífico antes de partir.
Cómo saber si el frigorífico ha dejado de funcionar
Si no hemos consumido todo lo que teníamos almacenado en el congelador, la única opción es dejarlo funcionando y esperar que no surjan problemas. En caso de que haya un corte de electricidad que afecte la conservación de los alimentos (ya que la cadena de frío se rompe, aunque la luz regrese después), podemos utilizar un dispositivo de monitoreo para alertarnos.
Este dispositivo nos indicará si hubo algún corte de luz durante nuestra ausencia. En situaciones donde la electricidad se interrumpe por unas horas y algunos productos se descongelan, la luz puede volver y los alimentos parecerán estar en su estado original. Para verificar esto, una solución es colocar un bloque grande de hielo dentro de una bolsa de plástico en el congelador.
De esta manera, si al regresar descubrimos que el hielo no se encuentra en el mismo estado en el que lo dejamos, será una indicación evidente de que ha habido un problema. En ese caso, es probable que los alimentos se hayan deteriorado, por lo que la opción más segura sería evitar su consumo.
