Así son las ‘piscinas termales’ de origen romano que ya se conocían en tiempos del emperador Adriano

Así son las ‘piscinas termales’ de origen romano que ya se conocían en tiempos del emperador Adriano

Ya los antiguos sabían que no existe mejor cosa que un buen baño caliente para relajarse, sea la época del año que sea. Cuando no existían las calderas eléctricas, de pellets o de gas natural, nuestros antepasados más antiguos podían recurrir a dos opciones: calentar una especie de ‘protopiscina’ con intrincados sistemas de circulación o, mucho más sencillo, acudir a las aguas termales.

Para todas las generaciones que han crecido viendo los documentales de animales de ‘La 2’, quizá la primera imagen que se les venga a la cabeza al hablar de paz interior sea la de los macacos japoneses, que durante los fríos inviernos se ponen a remojo en las ancestrales aguas termales que emanan del suelo de las montañas, solos, en medio de las tormentas de nieve.

Esta especie de pozas se mantienen calientes porque la fuente que las calienta es una de las más renovables y casi inagotables: la energía geotérmica. Corrientes subterráneas asciendes desde cientos de metros o incluso kilómetros bajo la superficie, y renuevan el agua que sale a la superficie, a temperaturas que pueden oscilar entre los 20ºC y los 50ºC.

La ‘cultura de los balnearios’ ya estaba instalada en civilizaciones antiguas, pero no hace falta remontarse hasta la época de los shogunes japoneses, aquí en España también tenemos excelentes aguas termales, de las mejores del mundo. Y es que uno de los primeros pueblos que empezaron a tomarse en serio las múltiples propiedades para la salud de las pozas geotérmicas fueron los romanos.

Las ‘piscinas termales’ españolas que ya se conocían en época de Adriano

Si por algo destaca la Península Ibérica es por su gran diversidad en cuanto a los climas que alberga, siendo uno de los territorios que más alberga de ellos en un territorio no tan basto como el de otras naciones elefantiásicas. Por nuestras tierras pasaron y quisieron apropiarse de ellas celtas, cartagineses, romanos, árabes, visigodos… Algo tiene España que hace las delicias de quien las visita, quizá por ello tengamos una de las esperanzas de vida más longevas del mundo.

Málaga, así como toda Andalucía, tiene mucho más que ofrecer que las playas turísticas, su patrimonio natural y culturas es de una riqueza extensísima, lo que pasa es que no se conocen lo suficiente. Yendo hacia el interior de la provincia, a unos 50 kilómetros en coche de Málaga capital por la A-45, se encuentran unos increíbles baños termales de época romana.

En el municipio de Periana se pueden visitar los ‘Baños de Vilo’, unas termas con muchos siglos de historia detrás de los que brota el agua a 19ºC desde las profundidades de la tierra. Ya desde época romana eran muy famosos y visitados porque, además de ser muy relajantes, se creía que poseían propiedades curativas mágicas.

Han sido utilizadas por los habitantes de la región desde tiempos del emperador Adriano, de hecho, cuando los musulmanes conquistaron parte de la Península, también quedaron maravillados por estas termas que habían dejado los romanos. En el siglo XVIII, debido a una fuerte tormenta, estas aguas sufrieron fuertes daños y la gente no pudo seguir bañándose en ellas.

Sin embargo, poco tardaron las autoridades locales en reaccionar y reconstruirlas, ya que siempre han sido muy amadas por la gente de las localidades vecinas. De hecho, no era extraño ver a peregrinos provenientes de otras partes de España y Portugal con el único objetivo de relajarse en los ‘Baños de Vilo’. La calidad de su agua se debe a la presencia de minerales como el azufre o el magnesio, que pueden ser beneficiosas para algunas enfermedades de la piel. Igualmente, si se tiene alguna condición cutánea, antes de bañarse se debe visitar un médico para que dé el visto bueno.

Aunque se han perdido alguna de las piletas con las que contaban las termas en la antigüedad, aún se pueden utilizar la mayoría. Hay tanto de agua fría, como caliente y también templada. Esto es perfecto tanto para quien quiera hacer baños de contraste o para quien prefiera ir variando de nivel poco a poco. Los expertos recomiendan permanecer al menos un cuarto de hora con el cuerpo sumergido hasta el cuello, para disfrutar al máximo de la experiencia y de las sales naturales de las aguas.

El edificio contiguo a las antiguas termas es de muy reciente construcción, se inauguró en 2015, dando por concluida su restauración, que se llevaba haciendo desde la década de los 90. Los ‘Baños de Vilo’ son una visita imprescindible en Málaga, pasear por el complejo y relajarse en las termas lo transportan a uno a una época muy lejana, cuando se cobraba en sal, se luchaba en coliseos o se sometía a los pueblos galos en nombre del emperador.

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