Atasco en el transporte marítimo

Atasco en el transporte marítimo

Algunos empiezan ya a hablar de una nueva “crisis de los contenedores”. Como consecuencia del atasco que se está viviendo en los principales puertos del mundo, provocado por la remodelación de las rutas marítimas a raíz de la guerra en Oriente Medio, las grandes navieras se han visto obligadas a desviar las trayectorias de sus buques de carga. El resultado: colapso y trastornos, encarecimiento de los portes y container agolpados a la espera de que lleguen barcos para llevárselos. No estamos ante el mismo caos provocado por las restricciones pandémicas y las multas por las emisiones de CO2, pero de seguir así la situación, no es descartable otra andanada mundial a la inflación, que se dejará sentir sobre todo en Occidente.

La situación es más grave de lo que pudiera parecer. Atrapados numerosos cargueros en rutas interminables que bordean el Cabo de Buena Esperanza, al sur de Suráfrica, el tiempo para llevar mercancías al Mediterráneo se hace eterno, igual que para subirlas bordeando Portugal y Francia hacia Rotterdam, Hamburgo y otros de los principales puertos en el norte de Europa. La ruta anterior era bien rápida: desde Shanghai, Shenzhen o Singapur, enfilaban directamente hacia Yemen y Yeda por el Mar Rojo para cruzar el Canal de Suez, desembocando en el Mediterráneo. Los ataques de las milicias hutíes, respaldadas por Irán, han provocado un descenso del 90 por ciento en las llegadas de portacontenedores al Golfo de Adén y el cuerno de África. Al tener que dar la vuelta al continente negro, la prolongación del viaje se puede prolongar hasta dos semanas, catorce días en los que los costes de las navieras se disparan. Enviar un contenedor por vía marítima es ahora mucho mayor al que esa carga tenía hace unos meses. Antes de la pandemia trasladar un “container” costaba mil dólares. Durante la pandemia, diez mil. Y ahora los precios empiezan otra vez a enfilar esa peligrosa cifra, igual que los productos que llevan dentro. Todo sube y, además, no hay suficientes buques para transportarlos. Con lo que muchas materias primas se deterioran, se amontona la basura en los puertos y en el interior de los barcos, que en muchos casos no pueden entrar en los muelles, de manera que el impacto ecológico se agrava.

Los trabajadores del transporte marítimo mundial han vuelto a advertir sobre un “colapso de los sistemas de envío”, a menos que se levanten rápidamente las restricciones al paso por el Canal de Suez, o sea, a menos que disminuyan los ataques en el Estrecho de Ormuz, así como los habituales asaltos piratas en la costa de Somalia.

Al problema anterior se suma el de la sequía en Panamá, que ha obligado a las autoridades del Canal a reducir los pasos de embarcaciones entre el Atlántico y el Pacífico, al establecer límites al calado de los buques.

Y hay aún un tercer problema: la sobreproducción de coches eléctricos chinos está congestionando muchos puertos europeos.