Barcelona, ciudad saturada de rumores, a veces catastróficos

Barcelona, ciudad saturada de rumores, a veces catastróficos

Josep Pla (1897-1981) escribía el 2 de febrero de 1934 que «Madrid está saturada en estos momentos de rumores catastróficos». El escritor había sido enviado a la capital de España por el diario La Veu de Catalunya, el periódico de la Lliga Regionalista de Cambó (1876-1941), para que hiciera de cronista –parlamentario entre otras muchas cosas– de la República. Noventa años después, a las puertas del verano, el autor de «El cuaderno gris» encontraría ahora la saturación de rumores en Barcelona, que habría dejado de ser «La ciudad de los prodigios» de Eduardo Mendoza, de los años 1888 a 1929, en los que ya había prendido también la llama anarquista, como refleja el protagonista de la novela, Onofre Bouvila, que ahora sigue viva en las CUP. Hay rumores más y menos catastróficos y todos alrededor de las posibilidades de que se forme un Gobierno en Cataluña, encabezado por el socialista Salvador Illa. Sánchez ha decidido poner toda la carne en el asador y, sin complejos, como siempre, despliega sus dotes de adulador con Marta Rovira, la secretaria general de ERC que, desde Suiza, parece ser que corta el bacalao más que Junqueras en esa facción de los indepes. Alfonso Guerra ya solía explicar que casi nadie es capaz de resistirse al halago y que la vanidad es el principal punto débil de casi todo el mundo.

Raquel Sans, portavoz de ERC y vicepresidenta del Parlamento catalán, respondió ayer a los parabienes sanchistas con un «queremos la llave de la caja», apostillado con un «podéis ponerle el nombre que queráis». Otro órdago en tiempos de negociación, que busca más concesiones y que Sánchez todavía sea más pelota y llegue a rivalizar con Veleyo Patérculo (19AC-31DC), considerado el modelo de los «historiadores de la adulación», por sus elogios desmedidos al emperador romano Tiberio (42AC-37DC). En Barcelona, sobre los halagos sanchistas y requiebros indepes, con Puigdemont también liza, se multiplican los rumores. Apuntan a las maniobras de Junqueras, que sabría que el Constitucional de Pumpido quiere dejar resuelto lo de la amnistía antes del 25 de noviembre. Indican que, como casi siempre, los plazos se estirarán al límite porque los «indepes» esperan sacar más, con Illa convencido de que la repetición electoral es un farol indepe. Y sobre los rumores uno, insólito. Un pacto PSC-Junts para investir presidente de la Generalitat a Puigdemont, mientras Salvador Illa se convertiría en vicepresidente primero del Gobierno de Sánchez. Cosas más raras se han visto también en una Barcelona, ahora saturada de rumores, a veces catastróficos, que diría Pla.