¡Basta ya!

¡Basta ya!

Ante las críticas a la política de Sánchez desde que llegó a la Moncloa sin pasar por las urnas –tras haber recibido en ellas las dos mayores derrotas del PSOE desde las elecciones constituyentes de 1977, (con 89 y 84 diputados en 2015 y 2016, respectivamente)– él y los corifeos a sus órdenes se limitan a descalificar a la «ultraderecha» y la derecha, a pseudo medios y a jueces, que según ellos, han convertido la política en «un lodazal».

Para despejar las dudas a quienes de buena fe puedan compartir la opinión de que, en efecto, las críticas pueden ser excesivas, reiterativas, y no debidamente fundamentadas, me permito sugerirles la lectura de un artículo que el pasado 28 de agosto publicó en un diario digital una persona no susceptible de ser tachado de ultraderechista ni cosas por el estilo. Se trata de Juan Luis Cebrián, que no necesita presentación por ser sobradamente conocida su trayectoria profesional al frente del grupo Prisa y su buque insignia informativo, el diario El País. Bajo el título de «¡Basta ya!», que, como él mismo recuerda, «es el grito que un día enarboló Fernando Savater frente a la amenaza letal del terrorismo, y cuya herencia sigue ensuciando la política española», es una pieza periodística de obligada lectura para despejar sus dudas y entender mejor lo que nos pasa. Juzguen ustedes mismos ante algunos de sus fragmentos: «Este es un gobierno incapaz de gobernar, sin presupuestos, sin horizontes, sin proyecto, practicante del más burdo nepotismo ideológico y familiar, prisionero de la cultura de los Koldo, Tito Berni o Cerdán. El argumento de las obras completas de estos refinados intelectuales socialistas triunfará en las series de entretenimiento televisivo pero acabará por arruinar al país».

Ante la evidencia de que bastaría que un puñado de diputados socialistas (tan solo 4 o 5 de los 120 del grupo parlamentario) votara en conciencia –aunque no con la misma de su ex número 2, José Luis Ábalos–, es muy recomendable reflexionar su comienzo: «¿No ha de haber un espíritu valiente? La famosa interrogante, proclamada por Francisco de Quevedo hace ya cuatro siglos, sigue de plena actualidad en la política española». Y para despejar dudas, prosigue: «Es preciso plantearla a los militantes y votantes del PSOE, pero sobre todo a sus diputados a Cortes. Ante la deriva irresponsable de la gobernación del país, no deben obediencia alguna a la hora de expresar su opinión y depositar su voto». Más claro, agua, y no de un espontáneo precisamente, sino de una voz muy cualificada y reconocida en la política española durante muchos años. En esas manos está España.

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