Begoña y la pregunta

Begoña y la pregunta

Ninguno de los que dan más explicaciones de las que se ha podido escuchar hasta ahora al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sobre su esposa Begoña Gómez sostiene el argumento ante la pregunta de las preguntas en este caso. ¿Puede o debe la mujer/marido de un presidente/a de Gobierno llamar a la puerta de grandes empresas para recaudar fondos? (Pongamos incluso que es para la mejor de las causas imaginables, aunque esto también acaba siendo subjetivo si se somete al tamiz de la ideología).

Hasta ahora no me he encontrado con nadie que me diga que Sí, que claro que puede hacerlo. Nadie. Porque no hay rostro que aguante justificar que esa llamada a la puerta de una empresa, aunque fuese, insisto, para la mejor de las causas, no implica colocar al interpelado ante la obligación de contestarte que Sí, que te doy lo que me pidas porque detrás está la mano del presidente y no vaya ser que en la intimidad de Palacio le pueda llegar un mal comentario a la misma mano que dirige el Boletín Oficial del Estado (BOE) y controla la regulación de las empresas.

A partir de ahí, no hay más que decir. La pelota se cae por su propio peso con lo que ya sabemos, y saldrán más cosas que continuarán dando peso al balón que quema en Moncloa porque, por más argumentarios del fango que repartan, y por más llamadas de presión que realicen, saben que el nombre de Begoña no va a dejar de ocupar espacios en la galaxia del fango.

Hay decisiones y actuaciones que no tienen arreglo. Y puede que no sea un motivo para hacer caer a un Gobierno, aunque sea impresentable sin entrar en consideraciones penales, pero desgasta la imagen de un presidente que va a acabar por ejercer solo de canciller de Exteriores si continúa en Moncloa. El caso Koldo afecta al PSOE, el tema de Begoña Gómez afecta a Sánchez personalmente, y Puigdemont afecta a su Gobierno. Poco hay que saber de comunicación para interpretar que si no contesta a las preguntas que se le hacen es porque sabe que, una vez que conteste a la primera, vendrán más, y a cual peor para su posición.