Caldo de cultivo

Caldo de cultivo

Al igual que sucediera con las protestas sobre el cambio climático protagonizadas por jóvenes como Greta Thunberg, hay quien no ha tardado en desdeñar e incluso ridiculizar las acampadas universitarias que han pedido el fin del genocidio que está cometiendo en Gaza el Gobierno de Benjamín Netanyahu. Se ve que las más de 35.000 muertes ocasionadas hasta la fecha por el ejército israelí, de entre las cuales al menos 14.000 son niños, no merecen las revueltas de los “privilegiados” de Columbia, como se apresuró a llamarlos Ian Buruma. Sin llegar a alcanzar la magnitud de las protestas contra las guerras de Vietnam o de Irak, han tenido sin embargo un efecto más concreto que ninguno de los que produjeron las de mayo del 68, con las que también se las comparó muy pronto: precisamente por provenir de una élite intelectual que nutre en buena medida su bolsa de votantes, contribuyeron efímeramente a que Joe Biden se replanteara el envío sistemático de armas a Israel y marcase alguna distancia con Netanyahu.

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