Campillo de Ranas, el pueblo de la España vaciada donde el amor se convirtió en industria

Campillo de Ranas, el pueblo de la España vaciada donde el amor se convirtió en industria

Sábado, 10 de agosto. En Campillo de Ranas (Guadalajara, 60 habitantes) se oye hablar inglés, italiano, árabe, portugués y español. Hay boda en el Ayuntamiento; esta mañana, la de Diana Jiménez y Regina Valenzano. Ninguna de las dos es del pueblo. Diana, de 34 años, nació en Madrid, y Regina, de 30, en Bari (sur de Italia). Ambas trabajan en el sector de la cooperación internacional, buscaban un sitio para celebrar la ceremonia, descubrieron Campillo en internet y una videollamada desde este hermoso pueblo de arquitectura negra, por la pizarra de sus casas, las convenció. “La boda”, explica Regina, “tenía que ser en España porque en mi país no está permitido”. El socialista Francisco Maroto, alcalde durante 24 años, ya ha perdido la cuenta de las parejas que ha unido en este municipio que llegó a salir en la prensa internacional por celebrar más bodas que habitantes tenía y que se ha convertido en un ejemplo —imitado por otros— de cómo empezar a rellenar la llamada España vaciada. En Campillo de Ranas, el amor es una industria que produce matrimonios y puestos de trabajo. La localidad también es un observatorio privilegiado de la evolución de los derechos del colectivo LGTBI y de sus amenazas. No hay que confiarse, advierte el regidor.

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