Cara a cara: Crece la presión sobre Kamala para no sucumbir ante Trump como Biden

Cara a cara: Crece la presión sobre Kamala para no sucumbir ante Trump como Biden

Dos estilos muy distintos, pero un mismo objetivo: convencer a los votantes de que Estados Unidos los necesita. Hoy Kamala Harris y Donald Trump se verán las caras en persona por primera vez en el marco del segundo debate presidencial (el primero para la demócrata). Se espera que, esta noche, cuando suban al escenario en el National Constitution Center de Filadelfia ambos candidatos revelen su mejor versión y los argumentos más convincentes después de varios días de preparación intensa, en el caso de la vicepresidenta, y años en el caso del expresidente (es el candidato que ha participado en más debates presidenciales en la historia del país, 7 hasta el momento).

Harris ha estado varios días encerrada en un hotel, con un imitador de Donald Trump que ha enfundado hasta la corbata roja que tanto caracteriza al exmandatario para que visualice la escena lo mejor posible. Su candidatura nació hace poco más de un mes, pero desde el primer día, la sustituta de Joe Biden, ha contado con un pequeño equipo de asesores y los consejos de los dos únicos demócratas que se han enfrentado a Trump, su antecesor y Hillary Clinton. Ambos saben que no hay que subestimar a Donald Trump, y menos en un momento tan crítico como éste. Kamala llega al debate de esta noche con las encuestas nacionales muy ajustadas, pero todavía sigue siendo una gran desconocida para el electorado, mientras que, para bien o para mal, los estadounidenses conocen de sobra al republicano.

Harris llega a esta prueba de fuego con el viento a favor y los bolsillos llenos (su campaña ha anunciado que cuenta $404 millones de dólares en efectivo disponibles a dos meses de las elecciones) pero con una hazaña nada fácil. Tiene que dibujar para el público cuál será su plan si consigue llegar a la Casa Blanca. Debe definirse en temas muy polémicos como el aborto, la inmigración o la posición de EE UU en el conflicto de Oriente Medio, pero manteniendo el legado de su antecesor, Biden, sin atarse completamente a él porque ella misma se presenta como la candidata del cambio. Su equipo le ha remarcado que tiene que mostrarse firme ante los posibles y tan habituales ataques personales de su rival y evitar que nada le lleve a una metedura de pata o un choque directo que le pueda perjudicar a menos de 60 días del encuentro en las urnas. Sin perder los nervios, pero firme, manteniendo la calma ante potenciales mentiras que debería rebatir con datos reales que tendrá en su cabeza porque están prohibidas las chuletas esta noche. En definitiva, la vicepresidenta se moverá en unas horas en una cuerda muy fina que no está claro como recorrerá.

La exfiscal cuenta con las herramientas necesarias para enfrentar a su adversario, pero los nervios y la presión no ayudan. Los demócratas han puesto todas sus esperanzas en ella, y han quitado del tablero a su histórico miembro y actual presidente para que la vicepresidenta, de 59 años, garantice la longevidad demócrata en la Casa Blanca. Es inevitable que Harris sienta la presión, sobre todo teniendo en cuenta que el último debate presidencial acabó con la carrera presidencial de su antecesor.

Por su parte Donald Trump se muestra tan confiado como siempre. No se ha preparado con nadie que interprete a Harris (como hizo con Biden) y se aferra a su estilo habitual. Sus asesores le han hecho mucho hincapié en que se centre en el mensaje político y evite la confrontación y los ataques personales, que cada vez le restan más apoyo entre el electorado. Pero no está claro si el exmandatario será capaz de mantener el decoro y renunciar a la agresividad los 90 minutos que dure el debate. No ayuda su mensaje extremista de este fin de semana, amenazando con que, si gana la presidencia, procesará y condenará a largas penas de prisión a los funcionarios electorales que hagan trampa en las elecciones del 2024, o lo que él entiende por trampa. Juega a su favor que la economía del país se está estabilizando, pero muchos estadounidenses aseguran no notarlo en su bolsillo. La última encuesta realizada por The New York Times y Siena College revela a que el republicano lleva una ventaja de 13 puntos porcentuales respecto a Harris en esta cuestión, un tema clave para los votantes.

Frente a él tiene a una mujer exfiscal y negra, características que han sido blanco de sus burlas e insultos desde que Kamala se unió a la carrera presidencial. El equipo de Trump espera repetir los buenos resultados del primer debate contra Biden, pero reconocen que Kamala no es hueso fácil de roer, aunque también es cierto que se ha desinflado rápido el supuesto empuje que los demócratas esperaban tener con su llegada y que inició un tímido vuelo en la Convención Demócrata de Chicago. Las encuestas nacionales están tremendamente ajustadas y mientras que los sondeos de The New York Times dan una ligera ventaja a Trump de un punto porcentual, la cadena CNN habla de una vicepresidenta que lidera en estados clave, los que deciden quien se queda al frente del país.

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