Carlos Alcaraz, del éxtasis al diván

RMAG news

El día después de la caída y del terremoto, manos a la cabeza todo el mundo la noche anterior, en Flushing Meadows se intenta dar con los porqués y se repite la pregunta en uno y otro rincón: “¿Qué demonios le pasó a Carlitos? ¿Qué pasa ahora mismo por esa mente saturada? ¿Por qué perdió así y ahora, firmando el que haya sido probablemente su partido más pobre en un grande y frente a un jugador, Botic van de Zandschulp, que previamente no había conseguido birlarle siquiera un set en los dos cruces previos?”. Habla un tenista herido y anímicamente fundido y confundido, consumido a raíz del esprint emocional efectuado en los cuatro últimos meses y de otra temporada a todo gas, curvas y más curvas en las buenas y en las malas. Tiene 21 años y, por tanto, mucho que aprender.

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