La incorporación en la cartera de pequeñas compañías se está convirtiendo en una apuesta extendida entre los gestores para posicionarse en el nuevo escenario de tipos de interés. El descenso en el precio del dinero será todo un balón de oxígeno para compañías con balances habitualmente más frágiles que las grandes, con un acceso más fácil a la financiación bancaria y del mercado de capitales. Las grandes compañías han sido de hecho el sostén del avance bursátil, especialmente en el caso de las tecnológicas, hasta el punto de que la brecha de valoración entre grandes y pequeños valores se ha ampliado a niveles no vistos en mucho tiempo. Sin embargo, esa dinámica de mercado podría empezar a cambiar y el amplio universo de los pequeños valores ofrece oportunidades atractivas de inversión, según apuntan numerosos gestores de activos.
