Ciudades verdes y seguras

Ciudades verdes y seguras

La gestión de las zonas verdes en las ciudades se ha convertido en una cuestión, no solo complicada, sino también algo polémica por la creciente sensibilidad mostrada por la sociedad de cara a su conservación. De hecho, cada vez nacen más colectivos organizados para defender las especies arbóreas plantadas en los entornos urbanos. En Palencia, por ejemplo, existe desde hace años la ‘Plataforma en Defensa del Arbolado’ que ha liderado numerosas movilizaciones para exigir una ciudad más verde.

Esa mayor concienciación ha obligado a poner en marcha ciertas medidas que permitan garantizar la convivencia entre el cuidado de la masa forestal y los ciudadanos. “Nosotros velamos por la seguridad. Hacemos una evaluación de los árboles y recomendamos que se mantengan plantados siempre que sea posible pero, lo que nunca debería ocurrir, es que por falta de vigilancia o escasez de mantenimiento se acabe partiendo una de las ramas y golpee a una persona”, explicó el palentino David Santos, responsable de ‘Sanpe Ingeniería’, un organismo de inspección independiente acreditado por ENAC para la inspección de áreas infantiles y deportivas. Una empresa capaz de ofrecer a las administraciones una radiografía muy detallada del estado de las zonas verdes en base a procesos de análisis a pie de campo.

Solo en los últimos meses, y a causa de los fuertes temporales que han azotado la península, dos personas han perdido la vida en España por culpa de la caída de un árbol. Eso, a juicio de David Santos, evidencia la necesidad de incidir en la prevención. “Ese tipo de noticias fatídicas son las que nos ponen en alerta. No debería ser así pero, por desgracia, hay cosas a las que no se presta demasiada atención hasta que ocurre una tragedia”. “Cuando los informes técnicos avalan que el árbol puede ser peligroso, hay que tomar la decisión de talarlo y estar cubierto ante un posible accidente. Los árboles se pueden reponer. Hay que tenerlos en las ciudades porque son necesarios pero sin sacrificar la seguridad. Ambos parámetros pueden y deben convivir”, remarcó.

A la hora de plantar árboles en las ciudades, lo más importante es guardar la distancia correcta con los edificios cercanos y también entre los propios ejemplares para evitar futuras complicaciones. Además, hay que tener en cuenta que existen especies que “por muy podridas que estén”, aguantan mucho en pie. “Sin embargo, hay otras, como por ejemplo los olmos o los chopos, que en cuanto tienen una pequeña grieta tienen tendencia a caer y por eso, no es viable mantenerlas cerca de un colegio o un parque infantil. Tampoco se pueden plantar árboles frutales o con resinas en zonas de aparcamiento”, aseguró Aníbal Valiño, inspector e ingeniero forestal. “Siempre intentamos salvarlos a través de apuntalamientos o trasplantes pero, a veces, es imposible”, confesó.

Algunos de los problemas más frecuentes son los hongos, la sequedad, las podas deficientes o las grandes heridas. “No se poda igual un castaño que un plátano o un cedro porque si lo haces de la misma manera, uno de los dos muere seguro”, reconoce Valiño. Eso supone una complicación añadida ya que, muchos de estos errores no se detectan hasta que han transcurrido muchos años y ya no tienen solución.

“En algunas ciudades se han llegado a poner jardines encima de una losa de hormigón y el día que sopla con fuerza el viento, esos árboles caen porque no tienen suficiente agarre”. Con el paso del tiempo se ha ido aprendiendo de los fallos y ya hay muchas ciudades españolas que han pedido asesoramiento a esta empresa palentina para poder redactar las ordenanzas municipales, o para conocer qué especies son las idóneas a la hora de crear una nueva zona verde. Para saber si el árbol está sano no basta con un análisis “a simple vista”.

De hecho, el también inspector e ingeniero forestal Mario Lamena reconoce que durante estos años de profesión se ha llevado “varias sorpresas” a la hora de evaluar. “Existen árboles con muchas flores o gran cantidad de hojas que, aparentemente, están en buen estado pero, cuando se les realiza un análisis más profundo, descubres que es un peligro para la ciudadanía. Sin las herramientas necesarias es imposible de detectar. Nosotros tenemos que hacer nuestro trabajo al margen de cualquier manifestación social porque nuestra prioridad es la seguridad, pase lo que pase”. Sin embargo, Lamena aclara que esto no significa que haya que reducir la masa forestal en el medio urbano. “La convivencia es perfectamente posible pero requiere de esfuerzo, inversión y medios. Asimismo, es necesario contar con una política de gestión proactiva y un plan director que contribuya a un desarrollo urbano más sostenible”, explicó.

Tener un conocimiento adecuado sobre la poda también ayuda, no solo a evitar roturas o caídas, sino a favorecer una mejor convivencia entre los vecinos y la naturaleza. Así lo remarca el profesor de la Universidad de Valladolid, Juan Andrés Oria de Rueda. “Si se realiza de una forma correcta permite controlar la aparición de pelusas y, por lo tanto, aliviar los síntomas de los alérgicos”. Por eso es necesario llevar un control sobre las especies plantadas. “Este invierno en Palencia han llegado a desplomarse árboles de 20 metros de altura, 50 centímetros de grosor y dos toneladas de peso”. Eso, remarca, puede evitarse teniendo un intenso control sobre las especies y no olvidando, por ejemplo, que hay algunas que necesitan de mayor humedad para sobrevivir. “Existen pavimentos filtrantes que pueden ayudar. No es necesario gastarse más dinero para hacer una ciudad más verde y segura”, concluyó.