Claudia Sheinbaum, el poder tranquilo

Claudia Sheinbaum, el poder tranquilo

Los primeros mensajes de Claudia Sheinbaum a sus colaboradores llegan alrededor de las cinco de la mañana, y el último puede ser al filo de la medianoche. No es siempre así ni es así con todos. Depende de la situación. Pepe Merino, uno de los más allegados a la candidata presidencial de Morena, recuerda que, a finales de 2020, en la segunda ola de la pandemia de covid-19, con los contagios y las muertes acumulándose (aún no había vacuna), Sheinbaum, la jefa de Gobierno de la capital, le envió un escueto mensaje de WhatsApp que decía, simplemente: “C5″. Eran pasadas las once y media de la noche y él ya estaba en cama. Merino, que era el titular de la Agencia Digital de Innovación Pública, entendía que su jefa lo estaba citando en el centro de vigilancia de la capital, que gestiona todo tipo de emergencias y que para entonces se había convertido en el punto estratégico de atención a los reportes de contagio, a través del 911. Cuando Merino logró llegar, ya estaba allí Sheinbaum, contestando llamadas, asignando ambulancias y buscando sitio para los enfermos en algún hospital. Era el mismo trabajo que estaban haciendo otras decenas de trabajadores. La jefa era una más entre todos ellos.

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