Comer demasiado pescado en el embarazo también es malo

Comer demasiado pescado en el embarazo también es malo

Para llevar una alimentación saludable y equilibrada es indispensable comer pescado. De hecho, este producto y los mariscos contribuyen a mantener la salud cardiovascular. Sin embargo, al igual que hay que moderar el consumo de peces de gran tamaño como el atún para evitar los efectos del mercurio, ya que pueden acumular altos niveles de metilmercurio, las embarazadas no deben excederse en su consumo.

Una investigación llevada a cabo por un equipo de investigadores de la Universidad Rovira y Virgili (URV) y publicada en la revista “Toxics” concluye que consumir más pescado del recomendado en el embarazo se asocia a problemas en el desarrollo cognitivo de la descendencia. Y es que el pescado es uno de los alimentos que contribuye más a la ingesta de tóxicos durante la gestación.

Los investigadores explican en un comunicado de la URV que la fase del neurodesarrollo del feto es un periodo que se caracteriza por una alta susceptibilidad a los estímulos externos, como por ejemplo los tóxicos, que pueden interferir en las diferentes etapas del proceso y afectar la salud a corto y largo plazo.

Una de las principales vías de exposición de las embarazadas a los tóxicos es a través de la alimentación, y uno de los alimentos que más contribuye es el pescado, según la línea de investigación que está desarrollando el grupo Nutrisam (Nutrición y Salud Mental) de la URV.

Ahora, los mismos investigadores han querido ir más allá y evaluar la asociación entre el consumo durante el embarazo de tóxicos provenientes del pescado, así como el hecho de tener un consumo de este alimento superior al de las recomendaciones de las autoridades, y el desarrollo cognitivo y del lenguaje en bebés de 40 días.

Los investigadores han analizado 460 parejas de madre e hijo provenientes del estudio Eclipses. Los resultados han mostrado que la exposición durante el embarazo a tóxicos procedentes del pescado tales como el arsénico inorgánico, el metilmercurio, los bifenilos policloratos con efecto dioxina (DL-PCB) y los bifenilos policloratos no similares a las dioxinas (NDL-PCB), se asocia a un peor desarrollo del lenguaje de los lactantes, igual que el consumo de pescado por encima de las recomendaciones: 71 gramos en el día.

No obstante, el consumo de pescado dentro de la ingesta recomendada durante el embarazo no se ha relacionado con ninguna mejora ni empeoramiento del desarrollo del lenguaje.

Esto puede ser causado por el hecho que los niveles de tóxicos derivados del consumo de pescado moderado no son suficientemente altos para afectar el desarrollo cognitivo. Por otro lado, cuando el pescado se consume con moderación, la omega-3 podría contrarrestar los efectos negativos de la exposición a tóxicos.

Los mecanismos que pueden explicar las asociaciones negativas observadas en el estudio son diversos. Por ejemplo, el arsénico inorgánico y el metilmercurio promueven el estrés oxidativo y provocan neuroinflamación, lo cual puede afectar las funciones cerebrales cruciales para el desarrollo del lenguaje.

Por otro lado, los DL-PCB pueden alterar el volumen regional del cerebro y los NDL-PCB pueden alterar procesos celulares en el cerebro, como por ejemplo la homeostasis del calcio, que también puede conducir a déficits del lenguaje.

Según las investigadoras del estudio, los resultados obtenidos ponen de manifiesto la importancia de adherirse a las recomendaciones de consumo de pescado durante el embarazo para garantizar un correcto desarrollo cognitivo de la descendencia.

Además, resaltan la importancia de implementar estrategias de salud pública para controlar y reducir la presencia de tóxicos en el pescado.

El estudio forma parte de la tesis doctoral de Xiruo Kou, dirigida por las profesoras Victoria Arija y Fina Canals del grupo Nutrisam, en colaboración con otros científicos de la URV.