Un nuevo estudio ha revelado que las olas de calor están relacionadas con un aumento en las tasas de nacimientos prematuros, lo que podría tener graves consecuencias para la salud de los bebés a largo plazo. Según la investigación, las madres afrodescendientes e hispanas, así como aquellas de grupos socioeconómicos más bajos, son particularmente vulnerables a dar a luz antes de tiempo tras episodios de calor extremo.
La crisis climática ha provocado un incremento en la frecuencia, duración e intensidad de estos episodios de calor. El año pasado se registraron temperaturas récord en varias partes del mundo, y en julio de 2023 se alcanzó el día más caluroso jamás registrado durante cuatro días consecutivos a nivel global.
Las mujeres embarazadas son especialmente susceptibles al estrés térmico, lo que las hace más propensas a sufrir golpes de calor y agotamiento, condiciones que pueden afectar negativamente al desarrollo del feto, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). “Los resultados sugieren que hay poblaciones que no pueden evitar el calor y experimentan efectos mucho mayores”, explicó Lyndsey Darrow, autora del estudio y profesora de Epidemiología en la Universidad de Nevada.
La investigación analizó 53 millones de nacimientos ocurridos entre 1993 y 2017 en 50 áreas metropolitanas de Estados Unidos. Los resultados mostraron que después de cuatro días consecutivos de temperaturas extremas, la probabilidad de un parto prematuro aumenta en un 2%. “La respuesta es mayor en los subgrupos que se podría esperar que tuvieran menos acceso al aire acondicionado y menos capacidad para evitar el calor”, añadió Darrow.
El parto prematuro es la principal causa de muerte infantil y está asociado con una variedad de problemas respiratorios y neurológicos en los niños a lo largo de su vida. El calor puede desencadenar contracciones prematuras al inducir la liberación de hormonas que inician el parto, reducir el flujo sanguíneo y causar deshidratación, factores que pueden provocar un nacimiento antes de término.
Los expertos subrayan la necesidad de asesoramiento específico para las mujeres embarazadas sobre cómo manejar el estrés térmico. Un estudio de 2022 destacó la falta de recomendaciones claras y consistentes sobre la exposición al calor durante el embarazo. Nathaniel DeNicola, especialista en obstetricia y ginecología, enfatizó la importancia de este tema: “Debería haber más asesoramiento en las clínicas y material informativo sobre cómo protegerse de la deshidratación y el estrés térmico durante las olas de calor, que son cada vez más frecuentes”, concluyó.
Este estudio subraya la urgencia de abordar las desigualdades sociales y climáticas que afectan la salud de las mujeres embarazadas y sus bebés, en un mundo cada vez más afectado por el cambio climático.
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