Haciendo un símil del mayor éxito del músico Leonardo Dantés, podríamos decir que “tiene formas mil, tiene formas mil…” el huevo, de cocinarlo, concretamente. Tan solo enumeremos unas cuantas de las muchas formas de prepararlo: frito, a la plancha, roto, revuelto, escalfado, cocido, pasado por agua, tortilla francesa, huevo nube, cocotte, Villaroy, estrellado, relleno, etcétera etcétera.
Es uno de los alimentos más consumidos en el mundo y tiene una versatilidad increíble, pudiendo utilizarse para platos dulces como salados. Pero más importante de cómo utilizarlo, que eso va a al gusto de cada cual (para gustos, huevos), lo primero y más fundamental es saber si el huevo que con el que vamos a cocinar está o no en buen estado.
Imaginen haber gastado ya varias horas preparando una complicada receta y que casi al final, cuando rompen el huevo para añadirlo, este resulta estar pasado de fecha y arruina por completo la preparación. Tanto esfuerzo y tanto dinero gastado en el resto de ingredientes para que se vaya todo al traste por un simple huevo, para que vean la importancia del asunto.
Y es que no por nada cuando algo apesta se dice que ‘huele a huevo podrido’, ya que, efectivamente, es uno de los olores más repulsivos para el olfato humano. Ácido, amargo y con un fuerte toque a azufre, echa para atrás hasta a la persona con el olfato menos desarrollado. Por no hablar de las complicaciones para la salud que puede generar tomar un huevo en mal estado, que pueden ir desde leves hasta muy graves.
¿Cómo saber si un huevo se ha puesto malo?
Hay quien, incluso, toma el huevo crudo, como en los batidos de claras proteicos. Es también el caso de la mayoría de recetas del ese plato que se ha puesto tan de moda: el ‘steak tartar’. Pero para poder comer tanto el huevo como esa carne cruda, hay que tener muy claro que están en buen estado y que son apropiados para consumir sin cocinar, ya que no todos son válidos para esto.
Un huevo pasado de fecha no es tan fácil de identificar como una lechuga mustia o como ese yogurt olvidado y completamente hinchada que reposa en el fondo del frigorífico de tantos y tantos hogares alrededor del mundo. Es muy importante conocer los siguientes trucos que daremos a continuación para evitar intoxicaciones alimentarias:
Observa la cáscara. Si la cubierta del huevo está rota o hinchada, se recomienda descartar directamente esa unidad. A veces se debe a defectos naturales en la propia puesta del ave, pero ante la duda lo mejor es no arriesgarse.¿Flota o no flota? Es la forma de comprobar si un huevo está malo más extendida. Se introduce en agua y flota es porque contiene más aire, por lo que muy probablemente ese huevo se haya echado ya a perder. Si se hunde, en cambio, es buena señal de que se puede consumir, pero no debería ser suficiente.Huele raro. Si al abrir el huevo este tiene un olor fuerte o desagradable, debe ser descartado inmediatamente, no nos podemos arriesgar así a contraer alguna enfermedad o a sufrir una intoxicación. Consistencia de la clara. Cuanto más viscosa, más fresco es el huevo. Es decir, que si es muy líquida, ese alimento probablemente ya no se pueda consumir.Manchas rojas. Se producen por rastros de sangre que quedan en la yema, pero normalmente no tienen por qué significar ningún riesgo para la salud.
¿Qué ocurre si se come un huevo en mal estado?
Un huevo cuya fecha de caducidad para su consumo ya ha expirado puede traer consecuencias realmente nefastas para salud de quien lo consuma. Estas pueden ir desde intoxicaciones alimentarias hasta la contracción de enfermedades graves en seres humanos.
Lo más común es que se sufran náuseas, diarrea y fiebre, pero esto es lo de menos. Si se da una intoxicación de esta clase se debe tomar comida astringente e hidratarse mucho, especialmente con bebidas altas en sales minerales. Se recomienda siempre acudir a un médico o a urgencias ante la sospecha de una intoxicación alimentaria.
Además, los huevos caducados pueden contener bacterias muy malignas para la salud humana, como las que causan la salmonelosis. Si una persona se infecta con este microorganismo, debe ir rápidamente a que le atiendan las autoridades sanitarias. La salmonelosis tiene una duración media de los síntomas de entre dos y siete días, y suele provocar vómitos, retortijones abdominales, diarrea (a veces sanguinolenta), fiebre y dolor de cabeza.
