Cómo visitar “el pueblo más bonito de Italia” sin salir de la Comunidad Valenciana

Cómo visitar “el pueblo más bonito de Italia” sin salir de la Comunidad Valenciana

¿Quién no ha pensado alguna vez en perderse por las calles de esos pueblos italianos tan pintorescos? Uno de los atractivos de las localidades mediterráneas son sus edificaciones, en cuyas calles se encuentran guardadas las historias más mágicas que uno puede imaginar. Amores, rupturas, amistades, familias enteras que han recorrido y llenado de recuerdos durante siglos estas localidades y que, todavía hoy en día, mantienen su esencia para que podamos disfrutarlas.

Pero para conocer y descubrir estos enclaves únicos no es ni siquera necesario salir de España para dejarse embriagar por esta cultura. Si en Italia hay un lugar especial como lo es la ciudad de Civita di Bagnoregio, uno de los tesoros de la cultura vecina, en nuestro país encontramos otro de los lugares que, sin duda, no deja indiferente a nadie.

Sus calles, sus monumentos, su historia y su energía son propias de una ciudad medieval, con unas creaciones arquitectónicas que hacen de este rincón un lugar único en todo el país, y que comparte sinergías con toda la historia italiana.

Se trata de la localidad castellonense de Morella, un pueblo medieval que se ubica en lo alto de una colina y que fue uno de los lugares más estratégicos de la historia de España durante la Edad Media. Las murallas que rodean a esta ciudad datan de los siglos XIII y XV, y todavía hoy mantienen su esencia de fortificación con todo el encanto natural de esta zona.

Las comparaciones con la Civita di Bagnoregio son inevitables, porque ambas comparten esa esencia medieval tan típicamente mediterránea, por lo que su hermanamiento hace de estos dos enclaves unos lugares dignos de contemplar, visitar y descubrir.

De hecho, ambos comparten la dificultad para acceder a ellos, que se traslada a las épocas anteriores, ya que sus levantamientos se realizaron precisamente para evitar ser atacados por las tropas enemigas. En la localidad italiana, porque se asentó sobre un promontorio rocoso rodeado de barrancos, lo que le dio el apodo de “La ciudad que muere”, mientras que Morella se alza sobre la montaña, con el Castillo culminando sobre toda la ciudad.

Y así, pese a estar separadas por cientos de kilómetros, estas dos ciudades son únicas y comparten ciertas similitudes que las hacen todavía más especiales, ya no solo por su arquitectura, sino también por su historia y la naturaleza que las rodea, dejando en el recuerdo imborrable un sello único en la historia de Europa y, sobre todo, para España.