Comunistas e independentistas quieren a Sánchez

Comunistas e independentistas quieren a Sánchez

No creo que nadie crea que es un amor verdadero. Es algo que no existe en política. Ni dentro de los partidos ni en sus relaciones con el resto. Todo se reduce a un interés descarnado. Hay cosas que son obvias, pero que es bueno recordarlas. En primer lugar, el Congreso tiene una mayoría que ideológicamente es de centro derecha. No creo que nadie se crea la propaganda sanchista sobre la mayoría progresista. El PNV apoya a Sánchez porque gobiernan en coalición en el País Vasco. Una deslealtad comportaría una moción de censura y un gobierno de Bildu. Es así de sencillo. La prioridad de Ortuzar y la poderosa burguesía que le apoya se circunscribe a gobernar en el País Vasco y seguir sacando beneficios del resto de España. Al igual que sucede en Cataluña ha sido, es y seguirá siendo una burguesía extractiva. Nadie se puede molestar ante esta realidad que proviene de los estertores del Antiguo Régimen y que encontró en las Revoluciones liberales el marco perfecto para enriquecerse. Por ello fueron procesos eminentemente burgueses. La más famosa fue la francesa que significó, precisamente, el triunfo de la burguesía. El Juramento del Juego de la Pelota (Jeu de Paume) convirtió los Estados Nacionales en una Asamblea Constituyente cuando acordaron: «De no separarse jamás, y reunirse siempre que las circunstancias lo exijan hasta que la Constitución sea aprobada y consolidada sobre unas bases sólidas».

Por otra parte, es evidente que Vox actúa como elemento de cohesión contra cualquier pacto liderado por el PP. En el caso de Junts, su apoyo para la investidura fue a cambio de una amnistía ilegal e inconstitucional. El problema de Sánchez es que su mayoría es muy frágil, aunque es un hombre feliz porque sigue en La Moncloa. La agenda radical del sanchismo choca con los intereses del PNV y Junts. A los socios y aliados del líder del PSOE no les gusta ni la Constitución ni la organización territorial de España. Están en contra de la igualdad y la solidaridad. Su modelo es otro muy distinto. Está basado en unos casos en el privilegio de sus territorios y en otros en imponer un modelo radical y populista siguiendo la estela de la izquierda iberoamericana. Por ello, todos coinciden en que les conviene un Sánchez débil.

Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).

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