Nada es pequeño en Disney. Ni su cartera de clásicos, ni su cantidad de franquicias (más allá del Disney puro acumula Fox, ABC, Pixar, Marvel o Lucasfilm, madre de Star Wars), ni sus beneficios (de 2.621 millones de dólares, 2.400 en euros, entre abril y junio, según se supo hace un par de días), ni por supuesto su legión de fans. Decenas de miles de ellos se reúnen desde 2009 cada dos años en la llamada D23 Expo (con letra de Disney, claro, y la fecha fundacional de la compañía, 1923), una convención con más de 100.000 asistentes en Anaheim, la ciudad del sur de California donde abrió el primer parque Disneyland. Allí pagan cientos de dólares, desde 100 hasta más de 2.500, por acudir a tres jornadas de una inmensa feria con decenas de charlas de toda temática —desde cómo se hacen los vestidos de los parques a la evolución de la cerdita Peggy y actos sobre aniversarios como los 20 años de Anatomía de Grey, los 30 de Toy Story o los 90 del Pato Donald—, merchandising y eventos.
