Daniel Sancho ha sido condenado a cadena perpetua por el asesinato premeditado de Edwin Arrieta, así como por la ocultación de su documentación y cadáver. Le espera toda una vida entre rejas y aunque el traslado a España para cumplir parte de la pena es una opción, deberá pasar al menos 8 años en Tailandia hasta que pueda tramitarse su vuelta.
Un destino aterrador que su defensa intentará evitar recurriendo a todas las instancias posibles el dictamen, aunque el abogado que trabajó como coacusación en España, Juango Ospina, ya advirtió de que “en Tailandia son muy estrictos con su Ley y pueden tomarse mal el recurso. La pena podría agravarse”.
El chef español es consciente del negro futuro que le aguarda y no pudo contener las lágrimas a lo largo de la lectura de la sentencia. Sancho intenta refugiarse en su padre, en quien depositó toda su confianza para que trabajara en su defensa, y por lo visto le hizo llegar un duro mensaje después de la vista oral en la que se anunció el veredicto: “Papá, ayúdame”.
Dos palabras cargadas de desesperación que de seguro conmovieron al receptor. De hecho, después de conocer la sentencia, Rodolfo y su equipo legal pasaron buena parte de la mañana reunidos redefiniendo su estrategia y preparando los recursos. El objetivo ahora es asegurar que Sancho goza de las mejores condiciones posibles en la cárcel en la que le destinen mientras se desarrollan las apelaciones.
Una cadena no tan perpetua
Pese a la gravedad de la pena, lo cierto es que Daniel Sancho tiene bastantes posibilidades de abandonar la prisión antes de lo previsto. Tal y como se ha comentado anteriormente, pasados ocho años en Tailandia, el reo podría ser trasladado a España y gozar aquí de libertad condicional, tal y como explicó en el programa especial “La sentencia de Daniel Sancho” Nieves, otra española condenada a cadena perpetua por tráfico de drogas: “Él, haya hecho el delito que haya hecho, en Tailandia le reconocen lo que le han dado, pero esa sentencia de cadena perpetua luego se reduce a 50 años cuando te dan una amnistía. Y así sucesivamente. Con otra amnistía, le vuelven a reducir, y con ocho años ya puede España hacer el tratado para traerle”.
Ella solo cumplió 8 años y 6 meses de su cadena perpetua en la cárcel tailandesa Lard Yao, una de las más duras del mundo.
