Desde la verónica de Joselito El Gallo “Gallito” hasta Juan Ortega, que pone el epílogo con su particular lance, y hasta completar 21 obras, el pintor Álvaro Ramos expone “De José a Juan, un siglo de toreo a la verónica” en el espacio de Arte Contemporáneo de su ciudad natal, Almagro. La muestra, que se mantendrá hasta el 29 de septiembre, se compone de lienzos de 1,50 metros de alto por 1 metro de ancho, todos con el toreo a la verónica como eje vertebrador.
La exposición llega a Almagro desde Las Ventas, donde formó parte de la programación de la Feria de San Isidro. En Almagro, el autor ha decicido cambiar la disposición de las obras para colocarlas en orden cronológico. Además, como segunda novedad, Ramos, autor también de un libro con el mismo título que la exposición, ha colocado nuevas cartelas con cada uno de los cuadros con frases de Gonzalo “Bienvenida” sobre las verónicas de estos toreros extraídas del catálogo de la exposición.
El pintor almagreño quiere “dar en una visión de conjunto del toreo a la verónica, que se puedan ver las diferentes maneras de interpretar el toreo a la verónica, pero también cómo ha evolucionado”.
En sus pinturas no se ve el rostro del torero porque quiere que sean los aficionados quienes identifiquen de qué torero se trata con su forma, expresión corporal. Ramos cree que, si bien podría haber incorporado a un montón de toreros más, en la muestra se puede ver suficientemente representada la tauromaquia española y su evolución.
Algunos de los cuadros se vendieron en Las Ventas, y aunque ya ha comenzado a pintarlos de nuevo para otras citas expositivas previstas para finales de octubre, faltan los lienzos dedicados a Ángel Luis Bienvenida y Curro Vázquez. En su lugar correspondiente, uno tiene un poema de Gerardo Diego y el otro una reflexión de Vicente Zabala de la Serna. Son textos que forman parte del catálogo de la exposición escrito por Gonzalo “Bienvenida” que pone las palabras a cada verónica, además de contextualizar al torero en su época y momento.
Ramos se considera afortunado por haber nacido en Almagro (Ciudad Real), una ciudad con gran peso en la historia de la tauromaquia. Comenzó a dar pinceladas en el año 2007 tras asistir a clases con el pintor almagreño Carmelo Vargas. “Tras unos años de incipiente e intensa actividad, llegó un parón creativo que me mantuvo alejado de la pintura durante un tiempo probablemente demasiado largo”, indica en su presentación. Fue también aprendiz de torero en sus años mozos, aunque finalmente decidió cambiar capote y muleta por lienzos y pinceles. En 2018 se encontró de frente con una exposición de uno de sus grandes referentes, el pintor colombiano Diego Ramos. Sus obras fueron el impulso que necesitaba para retomar su vocación artística. “Exponer en la sala Antonio Bienvenida de la Plaza de Toros de Las Ventas (Madrid) durante San Isidro del 2024 ha sido un regalo de la vida para mí”.
