De la tierra a la hierba, la transición más infernal del tenis

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“¡Agua! ¡Agua!”.

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MURRAY APURA LA OPCIÓN DE JUGAR

Hace poco más de una semana, nueve días exactamente, Andy Murray fue operado de un quiste espinal. Y tanto algunos medios de Inglaterra como la ATP daban por descartada su presencia en Wimbledon. Sin embargo, el escocés, de 37 años, apura las horas para poder despedirse del torneo que conquistó dos veces (2013 y 2016).

“Lo que busco simplemente es jugar una última vez aquí. Quiero tener una última oportunidad de sentir la adrenalina de la central”, concedía el domingo ante los periodistas. Quiere el escocés despedirse de Londres antes de un último baile en los Juegos de París, escenario final de un recorrido que remonta a 2005 para dar con el punto de partida en la élite.

El nombre de Murray figura por ahora en el cuadro. El martes jugaría contra Tomas Machac, pero todo queda a expensas de una última prueba que efectuará este lunes. Intentará disputar el individual y, en el caso de no poder hacerlo, tal vez opte por la modalidad de dobles, de la mano de su hermano Jamie.

“Cada día que pasa parece más probable que pueda jugar”, señaló con optimismo. “Pero ahora mismo es imposible confirmar nada. Me gustaría salir a jugar a un nivel con el que esté satisfecho; no quiero estar en una situación como la de Queen’s [donde abandonó]; no quiero salir a la pista y sentirme extraño, incapaz de ser competitivo”, zanjó.