Día Mundial del Corazón: Los nuevos fármacos cardíacos tardan 756 días en llegar a los pacientes

Día Mundial del Corazón: Los nuevos fármacos cardíacos tardan 756 días en llegar a los pacientes

Imagine tener que esperar más de 25 meses en acceder a un medicamento innovador pese a haber sido aprobado en Europa y estar en algunos casos ya siendo utilizado por vecinos europeos. Pues es lo que aguardan los pacientes cardiovasculares en nuestro país.

En concreto, 756 días es el tiempo medio de espera desde su aprobación por parte de la Comisión Europea hasta que en España se da luz verde a su financiación (con o sin restricciones) por parte de la Seguridad Social, según los datos facilitados por fuentes del sector a este suplemento con motivo del Día Mundial del Corazón, que se celebra hoy.

Es decir, los pacientes cardiovasculares esperan 95 días más que pacientes con otras patologías, a tenor del tiempo medio de demora en aprobar un fármaco innovador: 661 días en España en 2022, según el informe de Indicadores de acceso a terapias innovadoras en Europa 2023 (W.A.I.T. Indicator), elaborado por la consultora Iqvia para la Federación Europea de la Industria Farmacéutica (Efpia).

Y no es un dato de un único año. Los 756 días de demora es la media que llevan esperando las personas con una enfermedad cardiovascular en los últimos 10 años, entre enero de 2014 y hasta diciembre de 2023.

De hecho, si se acota la franja a los dos últimos años de los que se disponen datos la espera es si cabe mayor. Así, «para aprobar la financiación de los ocho últimos medicamentos cardiovasculares se han tardado 1.035 días en España», ya que previamente se había resuelto su no autorización en el caso de varios de ellos.

Algo que también pasó entre los años 2018 y 2022, cuando se tardaron nada menos que 1.072 días de media en autorizar seis nuevos fármacos cardiovasculares, porque previamente cuatro de ellos habían resultado no financiados. Es decir, que «la situación no ha mejorado», valoran.

Y, pese a la demora, no están financiados todos ellos, sino que es el tiempo que ha tardado nuestro país en financiar 16 de los 18 medicamentos innovadores en el área cardiovascular (exceptuando los genéricos) aprobados por Europa. «Los otros dos están en estudio», precisan las citadas fuentes.

Menos candidatos

Y no solo. De ellos (de los 16), el 88% cuenta con alguna restricción en la indicación. Es decir, que el Ministerio de Sanidad reduce el número de pacientes con alguna patología cardiovascular candidatos a recibir el tratamiento innovador con respecto a los que se incluyen en la indicación de la ficha técnica autorizada por Europa.

En el caso de los últimos dos años y medio, Sanidad ha financiado ocho de los 16 medicamentos citados, y todos ellos tenían restricciones en la indicación, con un tiempo medio de 869 días desde la aprobación del código nacional.

Además, de los ocho, cinco de ellos estén indicados en enfermedad cardiovascular relacionado con la hipercolesterolemia e hipertrigliceridemia y tardaron en conseguir la financiación nada menos que 30 meses de media.

Y eso que el colesterol elevado es responsable de una cuarta parte de las muertes por causa cardiovascular en nuestro país, según el Centro de investigación Biomédica en Red (Ciber).

En concreto, tener unos niveles no controlados de colesterol LDL (el colesterol «malo») en sangre puede contribuir hasta al 60% de los infartos o anginas de pecho y en el 40% de los ictus, ya que los depósitos de colesterol van obstruyendo las arterias.

De las más de 120.000 muertes por enfermedad cardiovascular que se producen cada año en nuestro país (en 2023, 114.865 muertes, según el INE), el 25% tienen al colesterol elevado como su causa principal.

Y es que, según el Estudio de Nutrición y Riesgo Cardiovascular de España (Enrica), más de la mitad de los españoles tiene el colesterol elevado, pero el 54% lo desconoce, porque está sin diagnosticar.

Entre las comunidades con más prevalencia de niveles de colesterol alto son Galicia, Canarias, Extremadura y la Región de Murcia. Por otro lado, por debajo de la mediana se sitúan el País Vasco, Navarra, la Comunidad de Madrid y la Comunidad Valenciana.

El tiempo en el caso de las enfermedades cardiovasculares puede ser vital. Cada día 4.657 europeos pierden la vida debido a ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares, etcétera.

En España, 314 fallecimientos diarios en 2023. Es decir, la segunda causa de muerte, tras las enfermedades oncológicas, después de que el pasado año los tumores se situaran como primera causa en nuestro país, según los datos preliminares del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Diferencias de género y coste

En el caso de las mujeres, sigue siendo, y de lejos, la primera causa de mortalidad (28,1% del total de muertes, frente al 22% de las causadas por algún tipo de cáncer).

Estas cifras son la muestra del gran desafío que supone el abordaje de las enfermedades cardiovasculares, que implican, además, un coste creciente para el sistema sanitario.

Así, entre los años 2014 y 2020, el incremento del coste económico total relacionado con estas patologías fue del 20%, hasta alcanzar un total de 7.700 millones de euros.

Un acceso rápido e igualitario a tratamientos innovadores resulta crucial, ya que los nuevos medicamentos, en general, son responsables de que en la actualidad la esperanza de vida haya aumentado un 73% en los países miembros de la OCDE.

En concreto, entre 2000 y 2009 se logró ganar 1,74 años de esperanza de vida en los países integrados en la OCDE, de los cuales 1,27 años son una consecuencia directa de la innovación farmacéutica, según la evidencia científica internacional recogida en el informe «El valor del medicamento desde una perspectiva social», elaborado por el centro de investigación en economía de la salud Weber, con el apoyo de Farmaindustria.

De agudos a prevención

La prevención cardiovascular sigue siendo, por tanto, un desafío latente. Y el problema, como se incide en el estudio «Hacia una mejor salud cardiovascular en España», elaborado por PwC a instancias de la patronal farmacéutica y Efpia, es que «se sigue focalizando en el tratamiento de los episodios agudos», como infartos de miocardio o embolias, y no en la prevención.

De hecho, más de un tercio del coste sanitario total relacionado con las enfermedades cardiovasculares en el año 2015 se destinó a emergencias y hospitalización, y únicamente una cuarta parte al resto de atención hospitalaria y atención primaria.

El análisis de la situación revela falta de programas de prevención y de diagnóstico precoz. En uno de los factores de riesgo más importantes, la hipertensión, se estima que existen en España más de tres millones de casos sin diagnosticar. Así, como incidió en su día el catedrático de Farmacología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Juan Tamargo, «el 70% de la carga de enfermedad cardiovascular es atribuible a factores de riesgo prevenibles», lo que da cuenta de las posibilidades de actuación que existen en este ámbito.

El informe también revela un déficit en la prevención secundaria, la que se ha de producir después de un episodio agudo. Y es que sólo dos tercios de las unidades cardiológicas en España ofrecen rehabilitación cardíaca y sólo una de cada diez personas es consciente de sus niveles idóneos de colesterol.

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