Dra. Belaustegui: «Detrás de la mayoría de enfermedades crónicas está la rigidez metabólica»

Dra. Belaustegui: «Detrás de la mayoría de enfermedades crónicas está la rigidez metabólica»

Después de su práctica clínica en el departamento de Anatomía Patológica de un hospital, Isabel Belaustegui decidió profundizar en el estudio del impacto de la nutrición y el estilo de vida en la salud, lo que la llevó a especializarse en la Medicina Integrativa, hasta el punto de que se ha convertido en una de las mayores divulgadoras de esta temática. Su último libro, titulado «Optimiza tu metabolismo», invita al lector a entender qué es la flexibilidad metabólica y por qué recuperarla resulta fundamental para mejorar la salud y perder peso.

¿Qué papel juega el metabolismo en el engranaje de nuestra salud?

Se trata de la pieza clave que determina si estamos sanos o enfermos en la mayoría de los procesos patológicos y en las enfermedades crónicas. Detrás de la inflamación crónica, el exceso de peso, la falta de energía y enfermedades tan graves como el cáncer, la diabetes, la demencia o alteraciones inmunes subyace una rigidez metabólica que nos impide acceder al combustible celular adecuado cuando lo necesitamos. Por eso, abordar el metabolismo significa adentrarse en la raíz de los problemas para poner solución, porque si no, estamos poniendo parches.

Habla de recuperar la flexibilidad metabólica, ¿por qué se nos atrofia?

Aunque somos flexibles por naturaleza y podemos recurrir a la glucosa, a la proteína o a la grasa según las circunstancias, décadas de alimentación basada en azúcares y un estilo de vida sedentario y estresante han atrofiado esta valiosa vía de adaptación, ya que se fuerza constantemente la activación de la vía de la glucosa en el metabolismo. Y tampoco ayuda estar continuamente comiendo, porque es esencial hacer un vacío, un silencio digestivo. Si a eso se añaden el sedentarismo y el estrés, el cóctel resulta explosivo.

¿Cómo podemos saber si nuestro metabolismo está dañado?

Según nuestra sensación de tener energía o no. Si estamos siempre cansados. También si tenemos antojos de dulce o esas ganas de estar comiendo todo el rato. La irritabilidad es otro de los síntomas y si no somos capaces de perder esos michelines resistentes, incluso cuando llevamos una buena alimentación. Todo eso aparece porque nuestro metabolismo está bloqueado. En estos casos hay un problema de pérdida de flexibilidad metabólica y la maquinaria interna no está funcionando adecuadamente, por lo que no se activa la quema de grasa.

¿También pasa en los niños?

Sí, por supuesto. De hecho, lo veo cada vez a edades más tempranas y ahí los síntomas son más claros, porque ese cansancio o esa o ese desequilibrio emocional no toca.

Si somos conscientes de que hay un problema así, ¿cómo podemos revertirlo?

Hay cuatro patas. Por un lado, la alimentación, dejando de tomar tantos carbohidratos simples procedentes de harinas y azúcares refinados, pues dañan las células y las mitocondrias, que son las grandes protagonistas del metabolismo. Hay que centrarse en el consumo de carbohidratos saludables, como verduras u hortalizas. Y hay que dar prioridad a las grasas, que son aliadas y muy importantes para el buen funcionamiento metabólico y para activar la quema de grasa, aunque parezca una contrariedad. En cuanto al estilo de vida, debemos romper con el sedentarismo y estar activos. No hace falta ir al gimnasio. Un buen comienzo es subir las escaleras o tener una postura adecuada al sentarnos. En tercer lugar, reducir el estrés y ser capaces de relajarnos o meditar para bajar los niveles de cortisol que alteran la función mitocondrial y el metabolismo. Y, por último, cuidar el sueño.

Cada vez se habla más de esa inflamación crónica y menos de contar calorías, ¿vamos por el buen camino?

La inflamación latente que no da la cara del todo, pero que nos acompaña durante años, es un tema esencial del cuidado de la salud y la culpable es esa rigidez metabólica, que está detrás de la mayoría de las enfermedades crónicas. Cada vez hay más evidencias de ello y, por suerte, más concienciación.

¿Hacer dieta estricta no es la solución?

No, una dieta restrictiva solo genera ansiedad, culpa y mucha carga mental, pues parece que cuidarse es una tortura. Es un círculo vicioso muy dañino y no se trata de eso. Más que lo que estoy haciendo mal, hay que pensar en esas pequeñas cosas que puedo empezar a hacer mejor, tanto a nivel físico como mental. Comer bien, estar con amigos, dormir más… Cuanto mejor nos sintamos, más mejoraremos nuestro metabolismo y, con ello, nuestra salud y bienestar.

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