La sonrisa de Marc Márquez lo dice todo, incluso después de un GP de Italia en el que el podio se le escapó por un par de vueltas y apenas un segundo frente a “los tres titanes de Ducati”, en sus propias palabras. El ocho veces campeón del mundo vuelve a ser feliz encima de la moto gracias al abrazo de su nueva familia italiana, y para él eso era lo más importante cuando decidió romper su vínculo con Honda hace menos de un año. La adaptación fulgurante del catalán, que en siete carreras con la fábrica italiana se postula ya como candidato al título, confirma el acierto de su apuesta arriesgada.
Ducati libera la sonrisa y el apetito de Marc Márquez
