El armario de la sacristía: “El problema no es que fuese homosexual, sino que se supiera”

El armario de la sacristía: “El problema no es que fuese homosexual, sino que se supiera”

Fernando —nombre ficticio— entró en la adolescencia con la certeza de que la viviría fuera del armario y la terminó con el convencimiento de ser “un enamorado de Jesucristo”. Tan seguro de no esconder su homosexualidad como de su vocación sacerdotal, probó suerte en un seminario de Andalucía oriental. Luego en otro extremeño y otra vez más en el sur. Las tres veces le rechazaron. No entendía muy bien por qué, si estaba harto de ver a seminaristas gais como él. Hasta que, al cuarto intento en Cádiz, hace apenas año y medio, le mandaron un recado con quien intercedió por su entrada: “Me dijeron que el problema no es que fuese homosexual, sino que se sabía que lo era. Así es la hipocresía”.

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