El «caso Begoña Gómez» revienta la campaña del PSOE: «Nos cambia el marco»

El «caso Begoña Gómez» revienta la campaña del PSOE: «Nos cambia el marco»

El lunes, reunión con Volodimir Zelenski y firma de un acuerdo de apoyo militar por valor de 1.000 millones de euros para Ucrania. El martes, aprobación del reconocimiento del Estado palestino en el Consejo de Ministros. El miércoles, Begoña Gómez. La campaña del PSOE ha saltado por los aires a diez días de la cita con las urnas. El Gobierno pierde el control de la agenda y se ve obligado a remar a contracorriente con la polémica de la mujer del presidente del Gobierno tomando un nuevo impulso. En Moncloa aseguran tener «cero preocupación», porque sostienen que «no hay caso», pero los coletazos del «no caso» amenazan, como mínimo, con distorsionar el guion que habían diseñado desde el Ejecutivo. Y que no era otro que poner el foco en la agenda internacional de Sánchez y en los pactos del PP con la ultraderecha.

El martes, fuentes socialistas ya tuvieron que salir a reaccionar ante la condición de «investigada» de Begoña Gómez tras levantarse el secreto de sumario de la causa. Ayer, a la decisión de la Audiencia Provincial de Madrid de avalar el procedimiento seguido por el Juzgado de Instrucción número 41 de la capital. Esto último supone un revés para las aspiraciones del Ejecutivo, que esperaba que el recurso interpuesto por la Fiscalía Provincial de Madrid surtiera efecto y diera carpetazo a la investigación. Sin embargo, la Audiencia respalda al juez Juan Carlos Peinado y considera que existen «indicios objetivos» para seguir indagando las ayudas públicas que recibió el empresario Carlos Barrabés y si, en estas adjudicaciones, tuvieron algún impacto las cartas de recomendación que Gómez envió desde su cátedra en la Universidad Complutense.

Fuentes socialistas señalan que la decisión de la Audiencia no entra en el fondo de la cuestión y reseñan que no se ha tenido en cuenta el informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que exonera a la mujer del presidente. En todo caso, que el caso siga vivo es perjudicial para los intereses del PSOE. Fuentes consultadas consideran que esto «no va a mover un voto» y que «no hay nadie que vaya a dejar de votarnos por esta cuestión», pero no ocultan que han perdido el control de la agenda, que venían marcando desde hace semanas. «Nos obliga a reaccionar y a cambiar el marco», asegura un dirigente consultado. De la ofensiva y de llevar la iniciativa del debate, a una actitud defensiva.

Todavía por calibrar si esto tiene un impacto en el voto, el PSOE había encadenado varias semanas en positivo, subiendo en las encuestas y reduciendo la diferencia de voto con el PP. Estaba al alcance el objetivo con el que los socialistas se presenta a los comicios europeos, forzar un «empate técnico», esto es, quedar a un par de puntos de distancia de los populares, de manera que desarmen el argumento de Feijóo de plantear las elecciones como un plebiscito a la figura de Sánchez.

Para ello, había funcionado la estrategia de polarizar con Vox, alimentando el conflicto diplomático con el presidente de Argentina, Javier Milei, y exhibiendo liderazgo internacional con la aprobación del reconocimiento del Estado de Palestina y recibiendo los ataques del Gobierno de Israel, así como con la puesta de largo del acuerdo de apoyo militar para Ucrania. Sánchez exhibía así su mejor perfil, el de líder internacional. El traje en el que más cómodo se siente y que le permite esquivar el desgaste de la política nacional. Pero el «fango», como él mismo lo denomina, ha vuelto a copar el debate nacional y los socialistas están obligados a reaccionar.

Hoy en Barakaldo

Y como primera reacción, Sánchez no se va a esconder. El presidente arropará hoy a Teresa Ribera en el mitin de Barakaldo (Bilbao). Su presencia se confirmó a primera hora de la tarde de ayer y no estaba prevista previamente. El también líder socialista está obligado a dar la cara y desplegar toda la artillería para defenderse de esa «máquina del fango». «Buscan quebrarme, pero van listos», repite, en sede parlamentaria y esa complicidad también la buscará con sus simpatizantes para procurar la mayor contención de daños posible. Se da la circunstancia de que el acto de hoy coincide, además, con la aprobación definitiva –tras el veto en el Senado– de la ley de amnistía. Ambos, tanto el «caso Begoña» como el perdón al «procés» son dos de los puntales de la estrategia del PP para estas europeas. En Moncloa creen que el efecto de la amnistía ya está «amortizado» y que los resultados en Cataluña han contribuido a ello, porque han demostrado que los catalanes avalan la política de distensión que ha hecho el Gobierno en la región. Sin embargo, unas elecciones, como las europeas, de circunscripción única, servirán para valorar si el resto de España comparte este diagnóstico.

En Moncloa buscan desactivar también la polémica de la mujer del presidente y esperaban que el PP llamase a Sánchez a comparecer en el Senado la próxima semana. La decisión de retrasarlo hasta después del 9J se lee en el cuartel de los socialistas como un síntoma de debilidad del PP, que no quiere arriesgarse a que, un Sánchez que se defiende bien en este tipo de comparecencias, acabe saliendo reforzado. El efecto bumerán.