El diario de Amilibia: ¡Ay, Alberto González, esa peluca!

El diario de Amilibia: ¡Ay, Alberto González, esa peluca!

Es duro el proceso con Hacienda, sí, pero su comportamiento está resultando extraño. Leo: «Alberto González Amador, pareja de Ayuso, rehuyó a la Prensa y llegó a ponerse una peluca gris dentro de la sede judicial para despistar a los reporteros». Ay, Isabel, ¿quién le aconseja tal estrategia a tu novio? Encima gris, como la que se puso Santiago Carrillo para entrar en España en el 76. Empieza uno poniéndose un postizo capilar y acaba en «Mask Singer» o desfilando en la Fashion Week con ondas playeras. Si decide seguir por ese camino, lo mejor es que busque consejo en la cantante Soraya, que tiene una gran colección de pelucas y las usa, dice, «hasta para hacer el amor», aunque no sabemos si a Ayuso le pone algo así o prefiere una cesta de fruta en la cabeza, como llevaba Carmen Miranda.

Conviene saber quién se responsabiliza de su conducta. ¿Puede Marisú dormir tranquila sabiendo que ha empujado a un hombre al desvarío del disfraz capilar para acudir al juzgado? ¿Percibe que está en peligro su equilibrio emocional, psicológico o neuronal? Los empleados de la Zarzuela llamaban «Mortadelo» al rey Juan Carlos I por la variedad de sus «disfraces»: cada día le veían con uno distinto (uniformes militares, con frac o vestido de cazador, por ejemplo) ¿Acabará Alberto en plan Mortadelo, disfrazado de Superman, como Ruiz Mateos, gritando «¡que te pego, leche!» a Marisú? Se comprendería mejor que apareciera en los tribunales disfrazado de Álvaro García Ortiz, con peluquín rizado y gafitas de atento filtrador.

Hombre, vivir con la pesadilla recurrente de Óscar Puente pilotando la máquina del fango para embestirte, debe de ser algo espantoso y desequilibrante. Ayuso podría estar preparando una demanda contra Alvarone por haberle estropeado el novio y quizá el noviazgo. MAR ya está al tanto. Digo yo.