El diario de Amilibia: La casi cobra de Dani Carvajal

El diario de Amilibia: La casi cobra de Dani Carvajal

Ser un dios del Olimpo, el Apolo de la Moncloa, no garantiza el amor incondicional de todos los ciudadanos, solo quizá de los súbditos. Se ha comentado mucho en las redes sociales el saludo del capitán Carvajal al presi cuando éste recibió a La Roja en su olimpo. Frío, cuentan. Tan frío que una especialista en protocolo y lenguaje gestual ha dicho que solo le faltó al futbolista del Real Madrid limpiarse la mano después de estrechar muy brevemente la del Apolo sin mirarle a la cara. Deberían repartir toallitas o kleenex húmedos y aromatizados en la Moncloa después de los saludos protocolarios. Chencho Arias, diplomático, siempre me decía que él se lava las manos antes de orinar, no después, como es costumbre general.

Sí, por aquello de la última mano que estrechó: vaya usted a saber dónde estuvo antes esa mano. Leo: «El empresario al que avaló Begoña Gómez se vio con Sánchez en la Moncloa». Lógico: a cualquiera que acuda a la Moncloa le resultará difícil sustraerse a la tentación de ver, aunque sea de pasada, al Más Guay del Paraguay y de lo que hay. Por otro lado, un solícito y amante esposo no deja sola a su mujer cuando sospecha que va a entregar cartas a otro hombre: tiene que supervisar, que de cartas Él sabe mucho. Borja Sémper acusa al presi de mentir sobre las actividades de su esposa. «¿Por qué lo llamó amor cuando quería decir corrupción?», dice. Creo que el portavoz del PP se inspiró en el título de aquella comedia de Gómez Pereira del 93: «¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?».

Borja sabe de eso: le ha toqueteado la Yoli y su pareja, Bárbara Goenaga, protagonizó la telenovela «Amar es para siempre». Pero Carvajal es más de «Aquí no hay quien viva». O así.

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