El diario de Amilibia: Ojo, que las ovejas no son tontas

El diario de Amilibia: Ojo, que las ovejas no son tontas

Ana Obregón dice en «Hola»: «Yo tengo fotos de Aless por toda la casa; de repente un día, Anita, con diez meses, se quedó mirando su foto y dijo «papá». No le había dicho nunca nada de Aless». Hay muchos españoles que desconocen quién es su progenitor, y de ahí una de las razones de la celebración del Día del Padre, mayormente para ofrecer pistas. Creo que el PP debe de seguir de cerca la carrera de Anita, esa niña superdotada que puede dar muchas alegrías a la España centrista ahora que Feijóo se ha decidido por la «guerra absoluta» contra el sanchismo. Ella, con sus superpoderes, quizá logre descifrar al imprevisible Apolo de la Moncloa, condición esencial para vencerlo. Así dejaría de descolocar una y otra vez a un Feijóo, al que, según insinúa Morodo, le falta «colmillo». O sea, que después de su paso por el oculista, ahora tiene que visitar al dentista.

Y si al PP le falta mordiente, a Podemos le falta dinero: ha perdido 12 millones en cinco años. Quizá este contratiempo les sirva para intuir que, a este paso, acabarán pobres, pero más cerca de los necesitados. Seguirán la voz de aquel que dijo: «Dáselo todo a los pobres y sígueme». No era Marx, pero por ahí encontrarán el sentido de su existencia para el apostolado: pobres entre los pobres, pastores entre las ovejas. Por cierto, que una pastora-científica, Elena Galán, que lleva ganado ovino por el Pirineo francés, ha declarado: «Me he dado cuenta de que las ovejas no son nada tontas; no les gusta que les digas lo que tienen que hacer». Él no hace nada: deja el pastoreo del concierto a Marisú y los ladridos a cargo de Óscar Puente.

Él es la Caperucita Roja que se come al tontorrón lobo. Seguro que lo ve Anita.

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