Leo: «El PP resume en 300 escándalos los 300 días de legislatura de Sánchez. Presenta un dosier que carga contra la gestión del Ejecutivo y recuerda las promesas incumplidas». Miguel Tellado clama «por el ritmo desbocado de sus infamias, donde el escándalo de hoy tapa el escándalo de mañana». Ahí está el secreto de la supervivencia del presi, en tapar. Tiene una tapa para cada puchero en ebullición. Una tapa para cada caña. Le sientan los escándalos como los trajes de pantalón pitillo que le compra la Bego para que vaya por ahí marcando paquete. «Vuelve el hombre», le grito a la tele cada vez lo veo rezumando poderío y emanando feromonas de Hugo Boss. Feijóo piensa que el dosier novelado de los 300 escándalos podría ganar el Planeta, pero las trampas de un guaperas no tienen nada que hacer ante un buen asesino en serie, a no ser que resucite a Patricia Highsmith y su Tom Ripley.
El Apolo de la Moncloa se alimenta de los chuletones al punto de los escándalos. Quizá si Feijóo lo hubiera dejado en 120 días, un marqués de Sade de hoy podría haberse inspirado en la cifra para reescribir «Los 120 días de Sodoma o la escuela de libertinaje», cosa fina, y quizá Almodóvar podría haber hecho un remake de la película de Pasolini «Saló o los 120 días de Sodoma». Leo: «La OCDE reclama a España presupuestos y disciplina fiscal». La única que puede imponer aquí disciplina (fiscal o la que infligen las dominatrix) es Miriam Nogueras, pero no consta que Junts haya exigido también el ministerio de Hacienda de Marisú. Por cierto, Puchi insiste: en las negociaciones pendientes, «hará que Sánchez sude sangre».
Quiere al Apolo hecho un Cristo. Pero Él sobrevivirá también al Vía Crucis, con Pumpido de cirineo. O algo así.
