“El emprendedor aprende del fracaso, pero es un drama. Hay que evitarlo”

“El emprendedor aprende del fracaso, pero es un drama. Hay que evitarlo”

Estudió Periodismo, pero toda su vida laboral ha estado ligado al emprendimiento. Su último proyecto es una escuela de formación para este ecosistema.

¿Por qué un emprender monta una escuela de negocios para emprendedores?

Los emprendedores podemos ser muy brillantes en algunas cosas, pero se nos escapan otras muchas. La formación te permite evitar errores no forzados, problemas y generar un impacto mucho mayor. La ratio de fracaso de las startups está en el 90%, que es una barbaridad. Con formación eso se puede reducir.

La formación para montar una startuo tiene que ser especializada y no se estaba dando en las escuelas de negocio convencionales ni en la nueva generación de escuelas con una metodología basada en contenido enlatado.

El emprendedor, aparte de nacer, ¿se hace?

Sí, hay una parte vocacional, pero hay que evitar el fracaso. Se aprende del fracaso, pero es un drama. Lo mismo que un cirujano no necesita fracasar para formarse ni un piloto, no debería serlo para emprender.

¿Cuál sería la principal enseñanza que le daría a un emprendedor?

Probablemente, la flexibilidad para tomar decisiones rápidas, para formarte, para escuchar a la gente que está contigo, a tus socios… La flexibilidad es muy importante en el emprendedor y no todo el mundo la tiene.

Ha emprendido varios proyectos. Si hubiera tenido la formación que ahora está dando, ¿hubiera fracasado?

Hubiera hecho muchas cosas muy diferentes. Seguro que en alguno hubiera fracasado, porque es inherente a la innovacinó. Pero estoy seguro de que hubiera sido muchísimo más eficiente y probablemente alguno de esos fracasos no hubiera ocurrido. E igual alguno ni siquiera los hubiera llegado a lanzar, que eso también es una decisión inteligente.

¿Se veía como emprendedor antes de serlo?

Empecé a emprender casi de forma casual. No me consideraba emprendedor, pero sí me he considerado siempre alguien que le gusta mucho innovar y crear cosas desde cero. No tenía la visión empresarial, soy una persona de productos, de crear contenido, de crear cosas. Pero la vida me fue llevando y me fui dando cuenta (con tiempo y experiencia) de que es la única forma de controlar el proyecto. Porque si no lo diriges tú, no lo creas tú, al final depende siempre de decisiones de terceros y no me gusta que me manden. Hay jefes estupendos y hay gente con la que trabajo muy a gusto. Pero cuando el proyecto es muy tuyo, lo de tener jefes no encaja.

¿Se ha planteado ser consejero, “advisor”?

Mentorizo startups y les ayudo en lo que puedo, pero eso es uno a uno. En una escuela, aparte que la mentorización no llega tan lejos como la educación

participan más personas, más expertos y eso te permite llegar muy lejos.

¿Y pasar a ser inversor, especialmente de algún alumno?

Arriesgo mucho en lo laboral (he dejado trabajos cobrando 150 000 euros y los he dejado así para irme al paro), pero en la parte financiera soy todo contrario. Soy súper conservador.

¿Por qué?

Mi filosofía de inversión del dinero que he ido ganando es mucho más conservadora. No descarto que en el futuro pueda hacerlo, pero si lo hago, sería de alguna forma participando con algo más que dinero. Tendría que involucrarme como parte del equipo.

¿Cómo ha cambiado el panorama del emprendimiento desde que empezó?

Cuando empecé no había industria. En 2007, cuando yo lanzo RedKaraoke, en toda España había cuatro fondos que invertían capital riesgo en startups. No había estructura, no había aceleradoras, no había incubadoras, ayudas públicas… En el año 2014 un fondo en España que invertía 20 millones era un fondo grande. Ahora están invirtiendo 120. Hemos multiplicado el número de fondos y el dinero que tienen disponible para invertir.

Se ha creado una industria muy potente con sus cosas buenas y sus cosas malas, que también las hay. Como el postureo, humo a tutiplén, empresarios y emprendedores poco honestos (lo que para mí es un problema).

¿Por ejemplo?

No, eso no lo puedo decir, pero creo que todos podemos tener en mente algunas empresas, algunas personas con las que yo no trabajaría. Ellas lo saben, y yo también.

Ha habido muchos casos de fraude que todos conocemos (el caso de Gowex o Mister Jeff) pero también hay gente que hace cosas ilegales, que tiene ejércitos de becarios. Estas cosas están muy mal, no se puede hacer.

¿Qué le diría al Miguel Ángel de cuando salió de la facultad?

Sé más humilde.

¿No lo ha sido?

De joven, no. Cuando tienes 28 años, has fundado Terra, has fundado ya.com, eres el máximo responsable de contenidos y producto de ya.com, te sacan las revistas, en los periódicos todos los días, estás dando clase en la Universidad de Navarra porque eres el Dios del mundo, tu nivel de humildad es bajo. Y te lleva a cometer muchos errores.

Esa es una y otra, relacionada con eso también, sería cuidar más las relaciones personales en el trabajo. Soy muy práctico y me ha faltado ese tipo de toque personal durante años. Eso fue, por ejemplo, una de las cosas que llevó al fracaso de Red Karaoke. Yo fracasé con Red Karaoke por culpa de falta de ese toque personal, concretamente con la industria de la música. No supe ganármelos. Y eso fue una cagada monumental.