El engaño azota la adopción y la compra de animales

El engaño azota la adopción y la compra de animales

Álvaro y su pareja querían tener una mascota en casa. Tomaron la decisión de adoptar un perro y acudieron a una tienda de animales con toda la ilusión del mundo en la que encontraron a Kobu, el cachorro que acabarían adoptando. Era uno más en la familia, un animal que a priori estaba sano, pero algo no iba bien: durante los pocos días que llevaba en su nuevo hogar, presentaba dolencias que hacían saltar las alarmas como la tripa hinchada, diarrea con sangre, expulsaba heces con parásitos y tenía una tos muy agresiva. Contactaron con la tienda y dijeron que “únicamente se podía llevar al veterinario y no se hacían cargo de lo que sucedería”. Sospecharon, y efectivamente, algo no marchaba bien.

En los últimos años, sobre todo desde el estallido de la pandemia, el número de adopciones de perros se ha disparado. En 2022 por primera vez se adoptaron más de la mitad de los perros recogidos, según el informe “Él nunca lo haría” de la Fundación Affinity. Y cada vez son más las familias que dan una segunda oportunidad a estos canes que necesitan un hogar.

Más allá del abandono animal

Pero con ello, el número de estafas también ha aumentado, pues los estafadores logran hacerse pasar por protectoras de animales o cogen de la calle animales enfermos para venderlos como si estuvieran en buen estado.

“Los diferentes veterinarios a los que lo llevamos coincidían en que el perro nos lo habían vendido con menos edad de la permitida y era positivo en giardia, parásitos de todo tipo, deshidratación, desnutrición y tos de las perreras”, explica Álvaro a LA RAZÓN, denunciando la situación que sufrieron con su mascota, a la que le pusieron ese nombre “por su parecido a uno de los protagonistas de la segunda parte de ‘El Rey León'”

Toda la emoción que tenían en el primer día que conocieron a Kobu se transformó en una montaña de desilusiones, quebraderos de cabeza y un sinfín de idas y venidas al veterinario para luchar por la vida del cachorro. Los pronósticos eran negativos, y muchas de las referencias que tenían de expertos y otras personas con casos similares estaban en contra.

Por suerte, Kovu logró ponerse bien. “Gracias a la implicación y dedicación de nuestras veterinarias que le atendieron incansablemente, nuestro cachorro acabó superándolo y sigue vivo”, afirma Álvaro, agregando que “después de aquello, continuamos llevándole al veterinario de forma frecuente casi todos los días, para garantizar su seguridad y llevarle un seguimiento estricto, más allá del coste económico y estrés psicológico que suponía”.

“Si tu perro muere, te lo cambio por otro cachorro”

Un caso similar sufrió Cristina, aunque ella no tuvo tanta suerte. En abril, localizaron una tienda de mascotas con la que llegaron a estar varios días hablando con la responsable. Aunque este lugar se anunciaba como centro de venta y adopción, tan solo daban la opción de vender. Así, se llevaron un cachorrito de Pinscher “pequeñín y dormilón”, pero pagaron un precio bastante elevado. “Decían que nos rebajaron el precio porque nos veía buena gente y el perro iba a estar bien, pero siguió siendo mucho dinero”, confirma Cristina.

Ahí comenzó su pesadilla. Pese a que les aseguraron que el cachorro estaba sano, al poco tiempo “empezó con diarreas, no quería comer y había varias deposiciones líquidas”. Volvieron al centro y la veterinaria “aparentemente le hizo una revisión y pautó unas pastillas”. “La verdad que ni siquiera supimos el nombre de las pastillas que nos dio”.

Poco a poco, el animal -llamado Cristiano en referencia al futbolista portugués- empeoraba: perdía estabilidad al andar, vomitaba y tras llevarlo a otro veterinario distinto, le confirmaron que era positivo en parvovirus, una enfermedad mortal en cachorros. El pronóstico era grave, y treinta horas después de la compra, el perro falleció.

[[QUOTE:PULL|||Algunas pautas para evitar estafas: buscar información sobre el lugar, observar que no hay nada extraño… y ante la duda, adoptar ante criadores profesionales]]

“Creíamos que era un caso que desconocían en la tienda, pero todo era una estafa”. La solución que le dieron a ella y su familia fue “que nos podían dar otro cachorro”, como si fuera un coche de sustitución o una prenda de segunda mano. “Colapsé. ¿Otro cachorro? No queríamos otro”.

La Asociación Española de Consumidores, que alerta sobre todo tipo de estafas, explica que las redes sociales son una de las modalidades de fraude relacionada con la adopción de animales más utilizada por los estafadores. Y es que el auge de las nuevas tecnologías facilita a los delincuentes este tipo de trampas. “Para evitar que sufran casos como el mío, busquen información sobre el sitio. Que observen que está todo bien, y si es una adopción, mejor”.

Cristina añade que en el caso de que las personas que decidan tener una mascota elijan la compra en lugar de adoptar, se aseguren de que “se haga ante criadores profesionales, que puedan ver cómo están el resto de animales, comprobar documentación del sitio y que nada más adquirirlo, llevarlo a un veterinario de confianza”. “A día de hoy siento que si hubiera hecho todo esto, tal vez aquel cachorro que decidí comprar seguiría vivo”, lamenta.