El fracaso del mediocre Biden

El fracaso del mediocre Biden

La presión de las élites demócratas, encabezadas por Obama, han conseguido poner punto final a la pretensión de Biden de presentarse a la reelección. La situación no podía ser más desastrosa. A pesar de que había conseguido la nominación y que no tenía rival en su partido, existía la certeza de que estaba acabado y que caminaba con paso firme a la derrota. Hace cuatro años fue candidato porque nadie quería serlo. Los errores de Trump, su capacidad para movilizar a sus adversarios y el enorme poder de los medios de comunicación consiguieron que se produjera la sorpresa, aunque a costa de polarizar la sociedad americana a unos niveles inimaginables. Cuatro años después, no consiguieron acabar con el expresidente que había salido fortalecido tras el intento de magnicidio. La renuncia de Biden confirma la sospecha de que hace mucho tiempo que era un presidente ausente controlado por su entorno familiar y político. Los constantes errores, los tropiezos y el fracaso en el debate frente a Trump fueron la sentencia inapelable que ha puesto punto final a una presidencia fallida. El balance de su gestión es muy pobre, a pesar del fervor impostado de los demócratas en Estados Unidos y la izquierda política y mediática en el resto del mundo.

Biden siempre fue un político mediocre y gris que formaba parte del paisaje estadounidense. Era un segundón que se vio favorecido por la fortuna, como le sucedió cuando se presentó por primera vez al Senado. Nada hacía suponer que llegaría a la Casa Blanca y ahora sale por la puerta de servicio. Ha reconocido su incapacidad para seguir en el cargo. Su vicepresidenta, Kamala Harris, también ha sido un fracaso. Biden ha pedido que la elijan sucesora con el apoyo del poderoso establishment demócrata. No es casualidad que Obama le haya secundado. Las únicas bazas a su favor es que es mujer y que se enfrenta a un rival que moviliza a los votantes demócratas, aunque está por ver que lo haga con la suficiente intensidad como para darle la victoria. No hay duda de que Obama y sus colegas, así como los poderosos medios de comunicación se volcarán en su favor. No es una candidata que despierte ilusión, está demasiado a la izquierda y su papel irrelevante estos años es un lastre para su candidatura.

Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UINE).

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