El gadget del sábado: LG CineBeam Q, un proyector florido

El gadget del sábado: LG CineBeam Q, un proyector florido

Móviles, ordenadores, relojes, impresoras… Todo se ha hecho
portátil. No es extraño entonces que los
proyectores
vayan también por este camino. Uno que ha recorrido el LG
CineBeam Q y con gran acierto. Ya habíamos hablado de un proyector del
fabricante coreano anteriormente, pero su tamaño y peso excedían
lo que se podía considerar portátil
. Sin embargo, el CineBeam Q tiene todas
las papeletas para ser un portátil en todos los apartados.

De acuerdo con la RAE, florido es un adjetivo similar a
escogido o selecto. Y la verdad es que este proyector sí parece, por
materiales, diseño y muchas de sus prestaciones, un dispositivo selecto. Si su
peso (1,5 kilos) es reducido, también lo es su tamaño: de alto y fondo ocupa
menos que un mando de TV pequeño. El
frente espejado y negro y los laterales de color metálico, le da una apariencia
moderna y cuidada. Es resistente al trajín, pero no a los golpes directos.

El asa de la parte inferior puede servir para llevarlo y
también para sostenerlo y darle el grado de inclinación adecuado para la imagen
que queremos proyectar. Y hablando de imágenes… En la puesta a punto se muestra
rápido: basta conectarlo a la red WiFi, crear una cuenta en LG y descargarse
las aplicaciones correspondientes. La posibilidad de escanear un código QR para
no tener que registrarse en cada una, es un punto a favor en velocidad.

También destaca la celeridad a la hora de calibrar la imagen:
lo hace solo midiendo la distancia a la que se encuentra la pantalla. Solo
tenemos que seleccionar el ángulo de inclinación mediante el asa y cuan recto
se encuentra respecto a la superficie de proyección. Esta, obviamente, es mejor
que sea blanca, pero si es clara, ya es suficiente para que se vea muy bien.
Para conservar la calidad de imagen, lo más adecuado es no separarse más de
tres metros de la “pantalla”. De este modo se forma una imagen de 120 pulgadas
(una diagonal de 3 metros), en 4K.

En la parte trasera tiene tres puertos: el de alimentación
electrónico, uno HDMI y un puerto USB-C. Sí, habíamos dicho que era portátil. Y
lo es: al puerto USB-C se le puede conectar una batería externa (recomendamos
una por encima de los 10.000 mAh para poder disfrutar de al menos una película
completa). Con esto en marcha podemos llevar el CineBeam Q a cualquier lugar.

Pero aquí viene uno de los dos defectos que le hemos
encontrado al proyector: el sonido. Si bien el ruido que emite su motor es muy
bajo y apenas se siente una vez en tarea, el sonido que reproduce es algo menos
potente, tanto en calidad como en volumen. No esperemos sonido estéreo o
envolvente. Al proyectar la imagen hacia adelante, si nos ponemos detrás de él,
perdemos calidad. Lo mejor es, para ver contenido, ponernos a su lado y como
mucho algo menos de un metro delante de él, para no obstruir la imagen. Así el
sonido se disfruta mucho más. Teniendo en cuenta su precio (€949), el sonido
podría tener un plus más. El “problema” reside en la calidad de la imagen:
mientras la mayoría de los proyectores trabajan con LED o lámparas de alta
presión, el CineBeam utiliza una fuente de luz láser RGB: mejor emisión de luz,
mayor “esperanza de vida”, calidad más alta y mejor reproducción de colores, pero
bastante más cara.

Respecto al mando a distancia, personalmente, es muy bueno:
tamaño minimalista, con tres accesos rápidos (Netflix, Prime y Disney) y lo
mínimo imprescindible. Sin números ni letras: en total apenas once botones. Y
todo en una longitud similar a la de un móvil.

El segundo defecto que podemos achacarle al CineBeam Q es la
falta de un estuche o bolsa de viaje para llevarlo. Tiene todo para usarse al
aire libre: la calidad, el sonido, el peso, la posibilidad de carga externa,
pero llevarlo “desnudo” no es una opción cómoda.

Veredicto:

Más allá de la calidad de imagen y sonido (aunque esta no sea
tan alta), de su diseño y peso y de la conectividad, lo mejor del
CineBeam
Q es que es un dispositivo con el que apetece jugar, llevarlo a viajes,
mostrarlo en el jardín. Con la ventaja que durará varios años.

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