En los actos de partido cabe cualquier desmesura. Kamala Harris se refirió al presidente de Estados Unidos, en la Convención Demócrata, que es un spot publicitario que durará cuatro días, como «el increíble Joe Biden». Desde luego, lo es que ocupe ese cargo. Me recuerda a una mala serie de televisión o un biopic sobre un vendedor de coches usados. Estoy algo condicionado porque estos días he visto algún capítulo suelto de la interesante serie «La maravillosa Sra. Maisel», una comedia ambientada a finales de los 50 y principios de los 60. Al escuchar a Kamala me vino a la memoria el título. En este caso tiene sentido mientras que en el otro es un disparate. Lo mismo me sucedió al escuchar al mediocre Biden referirse a ella como la mejor decisión política que había tomado en su vida. Esto marca el nivel intelectual de esta presidencia. Durante estos años la ha tenido relegada al rincón de pensar y ahora la presenta como la maravillosa Kamala Harris. He de reconocer que prefiero esa serie que escuchar las sandeces del decadente Biden y la arribista Harris.
La Convención se ha organizado, como es lógico, a mayor gloria de la candidata y para que los medios de comunicación, que abrumadoramente la apoyan, nos muestren este nuevo prodigio de la política. Biden era un abogado gris que tuvo la suerte y el valor de ganar unas elecciones al Senado cuando ningún demócrata quería ser candidato. Ha medrado en la Cámara Alta ejerciendo de personaje simpático y servicial. Por ello, es un insulto a la inteligencia escuchar que le ha dado a Estados Unidos «lo mejor de mí». En todo caso, será al contrario. El ascensor social ha funcionado de forma espectacular. En el liderazgo demócrata le sucede el prototipo de la élite intelectual y política. Sin ideas propias y acomodaticia como un camaleón es hija de una familia privilegiada y no desciende de esclavos, como sucede con Michelle Obama que me parece más brillante e incluso deslumbrante. Kamala es una izquierdista millonaria. No alcanza a los multimillonarios John Kerry y su esposa, Teresa Heinz. La élite demócrata son lo que en Europa llamamos pijos progres o izquierda caviar. Hay que ver si será capaz de movilizar a sus votantes.
Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)
