El mar de China Meridional, el potencial campo de batalla entre Pekín y Washington

El mar de China Meridional, el potencial campo de batalla entre Pekín y Washington

China y Estados Unidos no mantienen ninguna disputa soberanista directa en el estratégico mar de China Meridional, pero Washington tiene un pacto de defensa mutua con Filipinas que le obliga a acudir en su ayuda en caso de un ataque militar.

La importancia de este mar, que incluye los archipiélagos Spratly y Paracel, radica en que es el paso de un tercio del tráfico marítimo mundial y cuenta con el 12 por ciento de los caladeros de pesca de todo el mundo, así como potenciales yacimientos de hidrocarburos.

China reclama por motivos históricos casi la totalidad del mar, reivindicación que choca con las posiciones de otros países como Vietnam, Malasia, Brunéi y Filipinas, además de la isla autogobernada de Taiwán.

Intimidación en el mar

El investigador del Instituto Lowy en Australia Abdul Rahman Yaacob opina que China usa la “intimidación” para imponer sus reivindicaciones sobre otros países y asegura que las colisiones de barcos son una táctica habitual que Pekín ya usó contra Vietnam en 2014.

“Una de las razones por las que existe la percepción de que hay un aumento de las colisiones es que Manila decide hacer públicos cada uno de estos incidentes”, señala a EFE Yaacob.

Desde la llegada al poder de Ferdinand Marcos Jr. en 2022, Filipinas ha incrementado sus esfuerzos diplomáticos por defender su soberanía marítima y hacer públicos los choques de sus barcos con buques de la Guardia Costera y milicias marítimas chinas.

La última colisión se produjo el pasado 19 de agosto en aguas cercanas al atolón Sabina, en las Spratly, con acusaciones entre Pekín y Manila de haber provocado el choque, mientras que en las últimas semanas también se han producido desencuentros entre aviones de ambos países.

De momento, los choques entre barcos chinos y filipinos, incluidos los registrados cerca de un viejo buque filipino varado con una guarnición a bordo en el atolón Second Thomas, no han causado daños graves, aunque el pasado junio un marino filipino perdió un dedo en otro encontronazo marino.

El pasado abril, el presidente filipino explicó en una conferencia en Manila que el tratado de defensa mutua, firmado en 1951, se activaría en el hipotético caso de que un soldado o marino de la guardia costera filipina muriera en uno de estos choques.

En este sentido, el presidente estadounidense, Joe Biden, aclaró en Washington su compromiso con el pacto: “Cualquier ataque a un avión, barco o a las fuerzas armadas filipinas en el mar de China Meridional invocaría nuestro tratado de defensa mutua”.

Evitar la escalada

Sin embargo, Pekín, que cuenta con la mayor flota marítima del mundo y que sí se muestra más belicoso en el caso de su política de reunificación con Taiwán, y Filipinas, apoyada por Washington, tratan de evitar una escalada.

“El camino más probable (a una potencial guerra) sería accidental: una colisión o el uso de fuerza letal que provoque una intensa presión interna para tomar represalias y/o una escalada”, explica a EFE David Welch, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Waterloo en Canadá.

Sin embargo, Welch subraya que “nadie tiene interés en una guerra en el mar de China Meridional, por lo que no sería el resultado de un cálculo sosegado de costes y beneficios”.

Tanto Welch como Yaacob recuerdan que el Tribunal de Arbitraje de la Haya falló en 2016 en favor de Filipinas, a la que reconoció su derechos sobre su zona de exclusión marítima (200 millas náuticas), y refutó las reclamaciones chinas por razones históricas.

En este sentido, el experto de la Universidad de Waterloo, coautor del artículo académico “Whats really going on in the South China Sea?”, asegura que las autoridades chinas son conscientes de que sus reclamaciones marítimas no tienen base, pero se sienten obligadas a mantener su posición ante el creciente nacionalismo en el gigante asiático.

Otro motivo de preocupación es la militarización mediante la construcción de bases y aeropuertos e incluso la creación de islas artificiales por parte de países como China y Vietnam

En medio de estas tensiones, buques y portaaviones militares de naciones como Estados Unidos, Reino Unido o Australia navegan asiduamente por estas aguas para reclamar la libertad de navegación, entre las protestas de las autoridades chinas. EFE

grc/jgb

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