En pleno corazón de la provincia de Burgos nos encontramos con una localidad que merece mucho la pena visitar como es Covarrubias, y junto a ella Hortigüela, que nos regala adentrarnos en uno de los monasterios más emblemáticos de la historia universal y considerado como la “Cuna de Castilla”. Nos estamos refiriendo a San Pedro de Arlanza, uno de los cenobios más impresionantes que tuvo la Castilla Condal y que fuera fundando en el año 912 por Fernán González.
Aunque los restos más antiguos que sobreviven hoy en el conjunto corresponden a la iglesia que data del año 1080, el eremitorio primigenio fue fundando 168 años antes, como así atestiguan dos documentos fundacionales conservados. Se cuenta que es posible que los restos de su fundador reposaran aquí, junto a su esposa Sancha, tras su traslado desde la cercana ermita de Santa María de Lara. Entres sus muros habitaron los monjes de la orden hasta la desamortización de Mendizábal en el año 1835, cuando el monasterio fue abandonado.
El conjunto presenta diferentes estilos, fruto de las numerosas actuaciones que se han ido desarrollando durante el tiempo. La iglesia, hoy abandonada, contaba con tres naves y tres ábsides. Luego con el estilo gótico se modificó aunque se conservaron algunos capitales del siglo XI. Y entre los retos estacan los tres ábsides semicirculares, con amplios presbiterios y una torres, levantada a finales del siglo XII, así como parte del claustro, la sala capitular y el óculo en la parte superior.
La portada de la iglesia, aquí ya comienza el capítulo de los expolios, fue trasladada al Museo Arqueológico Nacional en 1895. Los sepulcros de los Condes de Castilla Fernán González y Sancha más otro de estilo románico igual de bello, se pueden contemplar en la catedral de Burgos, mientras que sus valiosos frescos hay que viajar más lejos, hasta el Museo Metropolitano de Nueva York y en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.
Los restos del monasterio son visitables con guía y algunas de las dependencias de los monjes han sido restauradas en el marco de un proyecto para recuperar parte del monasterio para el uso turístico.
En el año 1931 el complejo fue declarado Monumento Histórico-Artístico. Unas ruinas que nos llevan a imaginar el poder que tuvo Castilla y en el olvido y abandono en la que vive en la actualidad.
