El Papa: «Nunca quise expresarme en términos homófobos»

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Incógnita papal resuelta. Sí, Francisco dijo que «hay demasiado mariconeo» en ciertos seminarios italianos. Pero, efectivamente, fue a puerta cerrada, en un tono coloquial, sin connotaciones peyorativas, para advertir a los obispos italianos de las lagunas en materia de castidad en los centros donde se forman los futuros sacerdotes.

Cuando apenas habían transcurrido 24 horas desde que se hiciera viral el comentario informal que Jorge Mario Bergoglio hizo ante la Conferencia Episcopal Italiana hace una semana, la Oficina de Prensa de la Santa Sede buscaba zanjar la polémica.

A través de un comunicado, aclaraba que «el Papa nunca tuvo la intención de ofender o expresarse en términos homófobos y pide disculpas a quienes se sintieron ofendidos por el uso de un término referido por otra persona». A este perdón papal, se suma un alegato en favor de la inclusión que viene repitiendo desde la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa bajo este formato: «¡En la Iglesia hay lugar para todos, para todos! Nadie sobra, hay sitio para todos. Tal como somos, todos nosotros».

La referencia papal al «mariconeo» se dio a conocer en la tarde de este lunes, cuando los diarios «Il Corriere della Sera» y «La Reppublica» se hicieron eco del chascarrillo del Sucesor de Pedro en un encuentro con los prelados italianos. «Era evidente que el Papa no era consciente de lo ofensiva que resulta esa palabra en italiano», señalan quienes escucharon en directo a Francisco. «Lo dijo a su manera», recoge «Il Corriere». Es más, el vaticanista del periódico, Gianguido Vecchi, apunta, refiriéndose al Papa, que «el italiano no es su lengua materna, en su familia cuando era chico hablaban el dialecto piamontés.

El comentario surgió en el marco de una reflexión en la que Francisco reiteró la prohibición de que los homosexuales puedan ser candidatos al sacerdocio. Lo cierto es que esta directriz no es una novedad. Así lo establece la Instrucción supervisada por Benedicto XVI en 2005 y confirmada por él mismo en 2016: «La Iglesia no puede admitir al seminario y a las órdenes sagradas a quienes practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o sostienen la así llamada cultura gay».

Bendiciones aprobadas

En cualquier caso, Francisco es el pontífice que más pasos al frente ha dado en lo que a la acogida al colectivo LGTBI se refiere. A sus manifestaciones públicas como aquel «¿Quién soy yo para juzgar a un homosexual?», se suma el respaldo a quienes liderar la pastoral católica gay o su condena explícita a las terapias de conversión. A esto se suma «Fiducia supplicans», el documento publicado por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe que da vía libre para la bendición de parejas homosexuales.