Este verano ha sido atípico para la Familia Real al
completo. Los Juegos Olímpicos de París han trastocado la normalidad de
Marivent, donde tradicionalmente emplazan sus vacaciones los Borbón. El punto
de encuentro ha sido débil estos meses, con el constante ir y venir de miembros
que no llegaban a coincidir más allá de unos días. Los constantes viajes a la
capital gala para arropar al Comité Olímpico Español y otros compromisos
institucionales, además de las numerosas muertes familiares, han marcado en
negro estas vacaciones. La Reina Sofía ha hecho frente a la pérdida de su tío, el
príncipe Miguel de Grecia, además de continuar muy pendiente de los cuidados de
su hermana Irene. También ha recibido con dolor la muerte de dos de sus
sobrinos, Fernando y Juan Gómez-Acebo, que le hará unir fuerzas en el duelo este domingo 8 de septiembre con su familia en la Iglesia Catedral de las
Fuerzas Armadas de Madrid, conocida popularmente como La Castrense.
Se creía que este domingo sería también la reaparición de la
Emérita después de varios días sin hacer ruido y sin saberse con exactitud
en qué parte del mapa se encontraba. La última vez que su tuvo constancia de
ella se sabía que estaba bien, de celebración, como una de los invitados a la
boda de Victoria López-Quesada, ahijada del Rey Felipe VI, además de íntima
amiga de la familia. A su enlace acudieron también sus tres hijos, haciendo equipo, para sorpresa de muchos, después de años con eventos compartidos, pero
sin imágenes que lo probasen. Pero desde el día de la boda del fin de semana
pasado, poco o nada se ha sabido sobre la mujer del Rey Juan Carlos. Hasta
ahora. Ya se le ha vuelto a situar en el mapa.
Por fin se ha desvelado dónde se encontraba y con quién ha
estado disfrutando estos días en los que se le perdió la pista. No había actos
oficiales que atender por su parte en la agenda, por lo que se le presuponían
días de asueto, habitualmente disfrutados en el Palacio de la Zarzuela. Pero
este verano que no ha disfrutado tanto y tan bien de Marivent como le habría
gustado, ha decidido emplazar los últimos coletazos de la temporada estival en
Mallorca, donde recarga pilas antes de emprender un nuevo viaje a Grecia,
previsto para finales de este mes y por un motivo muy especial. Su sobrina
Teodora, hija de su hermano Constantino, dará el ‘sí, quiero’ y estará en tan
importante acontecimiento familiar.
Mallorca se ha convertido, sin duda, en su lugar predilecto
cuando quiere conectar consigo misma y disfrutar de tiempo de calidad junto a
su hermana Irene. Así, mientras se refugia en Marivent, hace salidas de ocio de
la forma más discreta posible, sin informar de sus pasos, al tratarse de
actividades privadas. Así ha sucedido, por ejemplo, con su visita al Museo de
Mallorca, de la cual no se había dado cuenta en la agenda oficial. No había
motivo, pues su interés por ver una exposición inédita sobre el pintor Joaquín
Sorolla era personal y nada tenía que ver con su papel institucional. Ha
apurado al máximo el tiempo, pues la exposición, que lleva desde el pasado mes
de junio abierta al público, cierra sus puertas este mismo domingo, cuando ella
tiene una importante cita en Madrid para dar el último adiós a su sobrino, Juan
Gómez-Acebo. Por ello, la Reina Sofía, su hermana Irene y su prima Tatiana
Radziwill, han tenido el placer de ser de las últimas visitantes en ver la
docena de obras del artista valenciano, aunque teniendo el placer de recibir
todo lujo de detalles explicados por un guía del museo, que les acompañó para
amenizarles la visita.
