El Puerto Viejo de Algorta no quiere aparecer en más postales

El Puerto Viejo de Algorta no quiere aparecer en más postales

Las calles angostas y empinadas del Puerto Viejo de Algorta (Getxo, Bizkaia, 78.000 habitantes) aún trasladan al vecindario a épocas pasadas. “De crío jugaba por este suelo a los iturris [en euskera, el popular juego infantil con chapas de botellas] mientras mi aita salía en su bote a por jibiones”, recuerda Anselmo Ardanza, ahora jubilado con 67 años. “Siempre he vivido en esa casa”, revela, y señala una de las viviendas con mejores vistas hacia la desembocadura de la ría de Bilbao. Los botes amarrados en el muelle han desaparecido. En las icónicas escaleras que suben al centro de Algorta ya no huele a pescado, sino a rabas rebozadas. Las sirven en cualquiera de sus locales hosteleros. Apenas quedan habitantes en las humildes y caóticas viviendas blancas. La mítica casa Etxetxu, antigua sede del Ayuntamiento de Getxo, está dividida en apartamentos turísticos, mientras que en el resto afloran los pisos destinados al visitante. Las puestas de sol desde aquí reciben miles de me gusta en redes sociales. “Estamos intranquilos. No queremos salir en más postales. Solo nos falta la grabación de una serie internacional”, exclama irónicamente Ardanza.

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