El restaurante de Drago: brasas por delante, metanfetamina por detrás

El restaurante de Drago: brasas por delante, metanfetamina por detrás

Chuletas y parrilla, eso pone en el letrero del enorme arco que da la bienvenida al restaurante. Lo que no se anuncia por ningún lado es lo que se cocina en la trastienda. Es un asador de carretera que cosecha críticas razonablemente buenas en las redes sociales, que presume de una amplia terraza bajo el techo de bambú y en el que se comenta que los bocadillos tampoco están nada mal. Hace unos días, la policía irrumpió en este establecimiento a las afueras de Madrid, en el distrito de Barajas, esperando hallar algo más. Y ese algo más se encontraba al atravesar un agujero oculto tras unas sillas. No era lo que esperaban. Buscaban cocaína, pero se toparon con un laboratorio de metanfetamina cuyo olor llegaba a confundirse, en ocasiones, con el de la propia carne. Había casi cinco kilos de producto preparado para la venta y almacenado en tuppers.

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