En medio de la polémica desatada tras la votación del proyecto de ley que modifica la norma orgánica sobre intercambio de antecedentes penales en la Unión Europea y en la que se introdujo una enmienda que, según denuncian las víctimas, permitirá la rebaja de penas para casi medio centenar de etarras, el Jefe del Estado volvió a trasladar su más sincero respeto a quienes han sufrido el zarpazo del terror. «Encarnáis la verdadera valentía y la dignidad. Vuestro compromiso con la libertad y la solidaridad humana es un faro ético para toda la sociedad».
El Rey pronunció estas palabras durante la Conferencia internacional de alto nivel sobre víctimas del terrorismo, organizada en Vitoria por Naciones Unidas y el Gobierno de España. Con más de 300 invitados de 23 estados miembros de la ONU, organizaciones internacionales, instituciones y sociedad civil, durante dos días, debaten sobre la importancia de la educación como herramienta para la prevención y la consolidación de la paz mientas escuchan desgarradores testimonios. A través de los distintos paneles y sesiones de trabajo, se trata de educar y sensibilizar a las nuevas generaciones sobre el impacto del terrorismo, contribuyendo a fomentar la empatía y solidaridad con las víctimas y a alimentar una cultura de paz y resiliencia.
En este contexto, Felipe VI, arrancó su alocución recordando a los damnificados en los ataques de Hamás en Israel hace un año y se dirigió en inglés a las víctimas del terrorismo de todo el mundo para agradecerles sus testimonios, que escuchó atentamente durante la inauguración de las conferencias.
El Rey, en plena polémica por los beneficios a presos de ETA, recordó a todos los ciudadanos e instituciones que su tarea es «no olvidar» y «ayudar» a las víctimas para que puedan superar las heridas –físicas y psicológicas– y mejorar, en lo posible, la situación que atraviesan tras sufrir en primera persona el dolor. A renglón seguido, Don Felipe recordó que durante muchas décadas España ha sufrido la lacra del terrorismo y fruto de «una profunda conciencia social y política», el parlamento dio luz verde a la Ley de Reconocimiento y Protección Integral a las víctimas inspirada en los principios de memoria, dignidad, justicia y verdad.
Esa Ley –recordó el Monarca– es «una poderosa herramienta para la deslegitimación ética, social y política de quienes emplean la violencia para sembrar el terror». Unas palabras con un hondo significado en un momento como el actual en el que el dolor de las víctimas vuelve a protagonizar el debate político. El Rey, asimismo, recordó ante los representantes de la ONU la «arraigada conciencia» de la sociedad con las víctimas del terror, fruto de una historia común golpeada por el terror de ETA.
De nuevo, refiriéndose a la víctimas, el Jefe del Estado quiso destacar el empoderamiento de las víctimas y su papel como educadores, comunicadores y agentes para la paz. En este sentido, insistió en que es «muy importante» que sus vivencias, «a menudo traumáticas y desgarradoras» lleguen a la sociedad, «en particular, a los jóvenes».
Finalizó con un llamamiento a «permanecer unidos en esa lucha permanente contra el terrorismo» y «contra las ideas que lo alimentan». En definitiva, la Corona volvió a mostrar su firme apoyo a las víctimas del terrorismo, una constante de la Jefatura del Estado. Cabe recordar que el Rey Felipe VI arrancó su reinado hace diez años con una audiencia en la que participaron las principales asociaciones de víctimas a las que les trasladó su apoyo y aliento junto con la Reina, Letizia.
Entre los participantes a las conferencias además del Jefe del Estado, se encontraban el lendakari, Imanol Pradales; los ministros José Manuel Albares y Fernando Grande-Marlaska, quienes también pronunciaron unas palabras durante la inauguración de este foro de debate.
Durante su intervención, el lendakari aseguró que «existe el deber de reconocer el daño causado, de pedir perdón, de condenar aquello que nunca debió ocurrir y de asumir responsabilidades» en relación con el terrorismo y la violencia. Durante su intervención, contó dos experiencias personales con víctimas. El 20 de enero de 1980, en el bar Aldana de Alonsotegi (Bizkaia), frecuentado por simpatizantes del PNV, terroristas de los Grupos Armados Españoles colocaron una bomba en la puerta. Asesinaron a cuatro personas. «En casa se recordaba aquella tragedia cada 20 de enero», señaló . Dos décadas después, el 9 de marzo de 2001, en Hernani (Gipuzkoa), terroristas de ETA cruzaron un coche lleno de explosivos en una rotonda y accionaron el detonador al acercarse ertzainas. Uno de los agentes asesinado en ese atentado era su «compañero de clase, la persona con la que había compartido estudios, patio y vivencias, Iñaki Totorika. Tenía 25 años». «Dos hechos. Pero podrían ser cientos más. Por desgracia, cada vasca o vasco tiene su propia experiencia. En todos ellos un mismo denominador común: «El uso de la violencia para acabar con quien no piensa igual. Bombas para combatir ideas» resumió el lehendakari. Ante un auditorio en el que había representación de colectivos de víctimas de España y de otros países –Covite y la AVT, que sí han criticado duramente el asunto de la reforma del cómputo de penas– el lendakari quiso «ensalzar» a este colectivo «tan injustamente silenciado durante demasiados años».
El ministro del Interior, que tampoco se refirió a la polémica en ningún momento, insistió en «reafirmar» el «respeto a la dignidad» de las víctimas, que constituyen una «referencia ética y moral». Además, al igual que el Monarca, apeló al consenso pleno que suscitó la ley de 2011.
Por su parte, el ministro de Asunto Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, subrayó la dimensión internacional de la protección de las víctimas del terrorismo y sus derechos y el compromiso de España en esa tarea.
