El ridículo plan regeneracionista

El ridículo plan regeneracionista

Hace años aprendí que no hay nada peor en política que hacer el ridículo. Es lo que sucedió con la comparecencia de Sánchez. Se anunció como si fuera Moisés bajando del Sinaí con las tablas de la ley. La desaparición de Barroso ha dejado un importante vacío en La Moncloa y su aparato de propaganda, ya que su sucesor, José Miguel Contreras, le pone voluntad, pero no da una. No voy a negar que le tengo estima personal y profesional, a pesar de su fervor, como Barroso, por la izquierda populista. Por ello, no entiendo la chapuza que ha organizado y que sigue la senda de anteriores experiencias televisivas. En estos momentos tenemos la certeza de que él y sus amigos se van a forrar con los 100 millones y la publicidad. Es bueno que se sepa quién está detrás de los medios del entramado monclovita que lidera Contreras, así como los ingresos que reciben. Esa transparencia es bueno aplicarla a RTVE que es un canal temático del sanchismo. El reparto de publicidad del Gobierno es arbitrario, ya que su prioridad es favorecer al periódico y la radio gubernamentales. Uno de los objetivos era que los periodistas ejerciéramos de censores de nuestros compañeros y se establecieran una especie de tribunales de honor. Era una opción muy cómoda, porque el periodismo es una profesión mayoritariamente de izquierdas. Por tanto, cuando se habla de periodistas independientes hay que traducirlo por amiguetes izquierdistas de Contreras. Han perdido el fervor castrista de antaño. No llevan la camiseta del Che desde que nadan en abundancia, pero son izquierdistas pijo progre. Una vez elevados a la gozosa condición de censores nunca se equivocarán a la hora de descalificar y condenar a los periodistas y medios desafectos con el régimen sanchista. Es lo que sucede con Conde-Pumpido y sus cuatro magistradas del TC en prácticas. Con el PSOE y sus aliados nunca hay independientes y en el periodismo lo tendrían fácil para buscar buenos compañeros de viaje porque la mayoría son de izquierdas. Se reparten los premios, los chollos y las canonjías. Mi amigo Contreras es un condotiero que fue castrista, luego zapaterista y ahora es sanchista. Está al frente de un conjunto de mercenarios que aplauden el ridículo plan regeneracionista que fracasará en su objetivo de controlar la libertad de expresión.

Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UINE).

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